Y, por fin, llegó el día. Por fin, tras casi una semana de dilatada espera, llegó ese día que supone la razón de ser de nuestras siempre apacibles Fiestas Patronales: el de la ofrenda floral a la Virgen de África. Ha habido conciertos, ha habido cenas, ha habido recepciones... Faltaba la guinda del pastel; aún quedaba por celebrarse el que, sin contar la procesión, constituye el evento central de la feria caballa.
Era la madre de todas las citas. Como tal, fueron cientos -puede que miles- los ceutíes que ayer, 4 de agosto, sacaron a relucir sus mejores galas para, ramo en mano, presentar sus más sinceros respetos ante la Alcaldesa Perpetua. Tras las autoridades, grandes y pequeños esperaron pacientemente su turno para rendir tributo a la patrona de la ciudad autónoma.
Al término de la ofrenda, algunos -los que menos- permanecieron en el templo junto a su Señora hasta bien entrada la madrugada; otros -los que más- optaron por dejarse caer por el recinto ferial para estirar cual chicle la que fue la séptima noche de celebración. Al igual que en las anteriores, hubo cachondeo y música en directo (más de lo primero que de lo segundo).