La quema del juanillo, este año, ha llegado con un retraso que ha despertado la curiosidad de los presentes. Siguiendo a los fuegos artificiales, que han pintado el cielo nocturno con su colorido espectáculo, el ritual de encender las llamas ha simbolizado la bienvenida al verano y, a su vez, una despedida simbólica al cambio climático.
A pesar de la tardanza, la multitud se ha congregado en las playas de La Ribera y El Chorrillo para disfrutar de esta velada repleta de tradiciones arraigadas. Los asistentes se han deleitado con la música, la comida y la bebida, acompañados de buena compañía. Entre risas y conversaciones animadas, el baño nocturno en el mar ha sido un momento de frescura y conexión con la naturaleza.
Las imágenes capturadas durante esta intensa noche han quedado plasmadas en una fotogalería, que invita a revivir la magia de la celebración.
