El carnaval es una fiesta anárquica, taciturna y casi sin normas. Y, lógicamente, los carnavaleros parececen(mos) dejarse llevar por esta corriente. Prueba de ello es que la situación, cuando se han vendido el 50% de las entradas en cuestión de minutos, es la siugiente: el Concurso Oficial de Agrupaciones está en el aire.
No es por falta de grupos, ni por falta de medios o fechas. El problema es que a escasas horas de que se cierre el plazo, la mayoría de las agrupaciones no ha entregado la documentación pertinente en el área de Festejos. Así lo expresa en su perfil de Facebook el funcionario municipal encargado de tramitar dicho papeleo. Además, advierte que lo hace "para que luego no rajéis y pidáis seriedad".
De momento, con o sin papeles, son 9 agrupaciones las que han manifestado su intención de cantar en un par de semanas en el Auditorio del Revellín. Luego habrá que ver si finalmente entregan la documentación a tiempo, si hay una moratoria o todo queda en un (lógico) enfado del citado funcionario ante la tardanza en entregar estos papeles. Una apuesta: no descarten, conociendo el paño, algún cuplé o chirigota ilegal, del tipo "Los que se fueron pal cajón por no entregar la documentación". O si quieren: "Los que se quedaron sin subvención por no entregar la documentación". Porque ese es otro problema: los participantes llevan aparejada una subvención, que lógicamente tardará más en cobrarse cuanto más tarde en entregarse el papeleo. Ahí queda la idea para las "ilegales" (el disfraz lo dejamos a merced de cada cual), aunque lo suyo es que el personal se acerque por el área de Festejos y cumpla los trámites administrativos.