Que la decisión unilateral de Marruecos de poner fin al porteo con nuestra ciudad está teniendo consecuencias negativas es una realidad innegable, como también lo es que la misma está afectando a las poblaciones marroquíes que se encuentran en el entorno de la frontera y en las que un elevado porcentaje de sus ciudadanos vivía de forma directa o indirecta del tránsito de mercancías entre los dos países.
Unas consecuencias negativas que están siendo especialmente graves en el caso de Castillejos (Fnideq), tal y como relataba en su edición de este jueves el diario Tanja24. Los últimos tres meses, desde que el pasado octubre se cerrara la frontera al porteo, han sido muy complicados al otro lado de la frontera, en una localidad acostumbrada, durante las dos últimas décadas, a que gran parte de su actividad económica dependiera de los intercambios con nuestra ciudad.
De hecho, la población de la localidad vecina se ha incrementado de forma exponencial en las dos últimas décadas, pasando de contar con apenas 6.000 habitantes a más de 78.000. Un incremento motivado por la atracción que suponía para miles de personas residir en una población que permitía el intercambio directo con Ceuta y que encontraba en el porteo una salida para miles de personas que no tenían otra alternativa económica.
Ahora, el punto y final al porteo ha generado un estancamiento comercial severo en esta localidad, en la que miles de personas han perdido su sustento diario y sin alternativas a las que poder recurrir para seguir ganándose la vida. De hecho, los propios informes elaborados por entidades marroquíes han advertido del peligro que supone para la zona que se haya tomado esta decisión sin prever un futuro para quienes se dedicaban al tránsito de mercancías entre los dos países.
En el caso de Ceuta, además, al fin del porteo hay que sumar la decisión marroquí de prohibir a sus altos funcionarios visitar la ciudad así como las trabas que se están imponiendo a los turistas marroquíes que acudían a Ceuta a disfrutar de su tiempo de ocio y compras. Unas decisiones que, a la vista de los hechos, no solo generan un grave daño a nuestra economía local, sino también a la de los ciudadanos del propio país vecino.