Tal vez haya querido más la causalidad que la casualidad, pero el 17 de mayo es una fecha que nunca podrá pasar desapercibida en la historia de Ceuta. Por un doble aniversario: el segundo de la entrada masiva que asomó a Ceuta al precipicio -valga la frase del presidente Vivas- y tensó las relaciones entre España y Marruecos como nunca antes, y porque 365 días después se reabría la frontera entre ambos países, cerrada desde los primeros compases de la pandemia.
De esta segunda fecha se cumple, hoy, un año. Y las cifras a las que ha tenido acceso Ceuta Televisión hablan por si solas: El Tarajal ha sido utilizado por casi 3.000.000 de personas. En concreto, por 2.840.965 personas. 1.446.107 entraron a nuestra ciudad, mientras que 1.394.858 pasaron desde Ceuta hacia Castillejos. En cuanto a los vehículos, entraron en Ceuta 396.208 y salieron 388.140. Un total de 784.348.
Contrastaban las imágenes de hace doce meses, de ilusión y esperanza, con las de hace veinticuatro, aquella mañana en la que entre 7.000 y 13.000 personas según las distintas estimaciones cruzaron a nuestra ciudad en una de las jornadas más aciagas de la historia de Ceuta. Unos días de especial tensión, que se saldaron con dos fallecimientos -un hombre murió ahogado y otro al caer desde una estatua a la que se había subido para hacerse una fotografía- y una tensión sin precedentes entre España y Marruecos, posiblemente como nunca antes desde la Marcha Verde sobre el Sáhara.

Y la mención a la ex colonia española no es gratuita: la apertura de El Tarajal llegaba tras una cumbre en Rabat a la que Sánchez acudía para inaugurar una nueva "era en las relaciones" entre ambos países después de un viraje en la tradicional postura española sobre el Sáhara. A cambio, el compromiso de reabrir las fronteras terrestres y la aduana comercial en Melilla, además de poner en marcha la de Ceuta.

Esto último parece ponerse en marcha con cuentagotas: apenas un par de pruebas piloto en Ceuta -una partida de papel higiénico y otra de aceites industriales- dejan a las claras que queda mucho trabajo por hacer en ese sentido. Y también está pendiente de saber si el tránsito fronterizo abandona, definitivamente y pese a algunas voces en contra, la excepción al tratado de Schengen. En la práctica, esto supone la obligatoriedad del visado para entrar o salir de Ceuta. Queda pendiente también de saber la resolución judicial del proceso abierto para investigar la devolución de un grupo de menores al vecino país.

Sea como fuere, la situación en la frontera parece normalizada: durante el pasado fin de semana, fueron miles las personas y vehículos que cruzaron El Tarajal en uno y otro sentido, mientras comienza a planificarse ya la Operación Paso del Estrecho. Una circunstancia que era absolutamente normal antes de que un extraño virus surgido en un confín remoto de una nación lejana encerrase, literalmente, a la humanidad en sus casas.