viernes. 29.03.2024

Apenas medio año después de su nombramiento, Rafael Rodríguez Valero dejará de ser presidente de la Autoridad Portuaria el próximo uno de febrero, fecha en la que se hace efectiva la renuncia. Hasta ese momento, o a partir de el, la incertidumbre es la clave a la hora de hablar del futuro de la Autoridad Portuaria. Sólo hay una certeza: si en los próximos quince días no hubiera ninguna propuesta en firme -la tiene que hacer el presidente de la Ciudad, Juan Vivas-, el capitán marítimo, Jesús Fernández Lera, asumiría el cargo con carácter interino.

 

Comienza también el habitual 'baile de nombres' para ocupar el despacho principal del Muelle de España. Aclarar que no es necesario otro requisito que no sea gozar de la confianza del presidente de la Ciudad, lo que obviamente amplía la lista de posibles. Entre ellos, circulan en los mentideros los nombres de un miembro del Gobierno y dos directores generales de sociedades municipales en la actualidad. Incluso se baraja que pudiera ser una persona ajena a la primera línea política.

 

Otro de los asuntos pendientes en la vida interna del Puerto, el futuro del secretario general y del director del Puerto, podrían resolverse en próximas fechas. El secretario general, Gerardo Toral, ha pedido su relevo voluntario, según fuentes del ámbito portuario. Situación distinta es la de César López Asorena, director de la Autoridad Portuaria, que horas antes de saltar a la luz pública la dimisión de Rodríguez mantenía un encuentro con el propio presidente de la Ciudad, tal y como admitió el propio Vivas. En cualquier caso, más allá del nombramiento del nuevo presidente no se esperan cambios drásticos en la estructura de la Autoridad Portuaria hasta después de las elecciones autonómicas de mayo.

 

 

Coincide la dimisión de Rodríguez con otra renuncia sonada en el mundo portuario español: Manuel Morón dejará de ser presidente de la Autoridad Portuaria algecireña tras veinte años en el cargo. Tiempos convulsos, pues, en los dos principales puertos españoles del Estrecho de Gibraltar.

Incertidumbre y el habitual 'baile de nombres' sobre el futuro de la Autoridad Portuaria