El programa piloto ha durado dos años, aunque la intervención en calle ha sido de 15 meses. En ese periodo se ha contactado con 229 menores. Con el 30 por ciento de ellos se ha podido realizar un trabajo constante. Se han realizado unas 4.000 asistencias sanitarias y de higiene, 50 acompañamientos al hospital, 50 acompañamientos por cuestiones jurídico-legales (reseñas, determinación de edad, denuncias), 51 actividades deportivas y educativas y 41 de ocio en la calle.
Los datos obtenidos en el marco de este proyecto indican que el resultado obtenido con el menor depende tanto del tiempo invertido por el equipo DRARI con el mismo, como de si el menor se deja ayudar. En un análisis de regresión se desvela que el resultado obtenido con el menor (por ejemplo que suba al centro) se hace depender en mayor medida de que el niño se deje ayudar, pero esta variable al mismo tiempo queda influida por el tiempo dedicado al menor por el equipo. Esto pone de relieve la limitación que supone la alta movilidad de estos menores. Si un menor es detectado en calle pero desaparece del entorno a las dos semanas, señala el informe, la capacidad del equipo para dedicarle tiempo es poca y por tanto la apertura del menor para dejarse ayudar también. De ahí que solo en el 30 por ciento de los casos en los que se dedicó tiempo suficiente, el resultado es positivo.
En lo que se refiere a su incidencia en la delincuencia, una cuestión que preocupa, y mucho, a la ciudadanía. Las conclusiones del proyecto señalan que los menores extranjeros no acompañados en la ciudad cometen menos infracciones desde que está el equipo DRARI en calle.
Los datos oficiales del sistema judicial avalan un descenso entre 2017 y julio de 2019. El crecimiento exponencial de llegada de menores extranjeros no acompañados a España según la Memoria de la Fiscalía General del Estado de 2019, no ve reflejo en las estadísticas oficiales de delincuencia según datos del Instituto Nacional de Estadística del mismo año, en el que la tendencia de infracciones cometidas por menores extranjeros es a la baja. Lo mismo indican los datos referidos a Ceuta: el aumento de llegadas de menores extranjeros no acompañados a Ceuta según reseñas policiales de la Dirección General de la Policía contrasta con el descenso de medidas judiciales impuesta a los menores de este perfil según datos del sistema judicial.
Este proyecto ha conseguido, además, señalan las conclusiones, proteger mejor a los menores durante su estancia en calle atendiendo a tres dimensiones: la sanitaria, ante las situaciones de conflicto, o ante las agresiones.
En el primer ámbito, además de los numerosos primeros auxilios realizados en calle y de los 50 acompañamientos urgentes al hospital, el equipo DRARI ha detectado menores con enfermedades graves que tenían que ser tratadas, ha intervenido en la erradicación de enfermedades infecciosas y ha intervenido psicológicamente en dos supuestos en los que los menores se autolesionaban gravemente.
En el segundo, el equipo ha llevado a cabo estrategias para capacitar al menor para el afrontamiento de situaciones de riesgo victimológico y delictivo a través de las actividades de pensamiento prosocial. Este tipo de capacitación, explican las conclusiones, permite al menor estar más protegido ante situaciones de conflicto, tensión o frustración.
Finalmente, el equipo ha realizado acciones de denuncia a Fiscalía, ha trasladado, siempre que ha tenido conocimiento, información a la policía y al centro de menores sobre las agresiones sufridas por los menores, y ha acompañado a estos a denunciar. Esto, señalan las conclusiones, ha derivado en la judicialización de algunos de estos ataques y en la visibilización de su victimización.
