jueves. 25.04.2024

Ha sido una semana especialmente difícil, con un ambiente de crispación al que no estamos acostumbrados, ¿cómo se ha vivido desde Caballas?

 

Son tiempos complicados, ha sido una semana complicada, pero no nos ha pillado por sorpresa. La irrupción de Vox en las instituciones sabíamos que iba a ser bastante complicada y que la crispación iba a llegar. De hecho a nosotros los mensajes que se hacen públicos no nos han sorprendido realmente ese es el discurso desnudo de Vox en Ceuta. Cuando Vox utiliza a los migrantes para colocarlos en la diana, no utiliza única y exclusivamente al colectivo migrante para ponerlo en la diana, sino también al colectivo musulmán, a los que piensan diferente, a los que son de izquierdas, coloca al otro en el punto de mira.

 

Ha sido una semana complicada pero nosotros sabíamos que iba a llegar y, sintiéndolo mucho, quiero hacer una reflexión junto a la ciudadanía ¿es este el tipo de representantes que queremos tener en las instituciones? Ojo, que si las instituciones amparan a este tipo de diputados en su seno, lo que estarán haciendo es validar democráticamente a unas personas que son abanderadas del racismo, de la homofobia y de un machismo, si se me permite la expresión, casi criminal.

 

No nos ha pillado por sorpresa, creíamos que las relaciones en las instituciones no iban a ser tan tensas, pero cuando arrancamos la legislatura, en el primer discurso que empuñó el portavoz de Vox en la Asamblea, supimos que estos momentos iban a llegar.

 

¿A qué se refieren cuando hablan de no compartir espacio público con Vox?

 

Nos referimos a los espacios publicos institucionales, hay que ser concreto, y cuando decía validar democráticamente me refería a esto, nosotros no podemos compartir un espacio en el que lo que se está haciendo es condenar el terrorismo machista, o condenar el racismo o simplemente, hace poco, condenar el holocausto, con personas o que no han rechazado el holocausto, o que piensan que la violencia de género es una teoría inventada, o que simplemente creen que hay personas inferiores a ellos. Esto no es democráticamente tolerable, esto es la paradoja de la tolerancia: si acabamos tolerando a los intolerantes, acabaran destruyendo la democracia.

 

A eso nos referimos, no se puede compartir ni un espacio, ni una foto, ni un minuto, ni un segundo con quien no condena el machismo, el racismo y la homofobia. Estas tres tendencias intolerantes, jamás son respetables, nunca se discuten o se debaten, simplemente se las confronta. No se puede estar con ellos compartiendo espacio, del mismo modo que una víctima jamás compartiría espacio con un verdugo.

 

Volviendo a la crispación de la última semana, ¿cómo vivió su expulsión del Salón de Plenos durante el debate presupuestario? ¿Hace auto crítica?

 

Tengo que ser sincero, lo que hice en aquel momento era mi obligación moral, mi obligación moral no como musulmán, sino como ser humano. Justamente el día anterior de la sesión plenaria se habían hecho públicos una serie de mensajes que eran absolutamente reprobables, una aberración, decir que hay que acabar con el colectivo musulmán militarmente.

 

Llegamos a una sesión plenaria, que llevaba muchísimos años sin ir, y ahora con Vox no soy capaz de soportar el discurso fascista en las instituciones, soy antifascista por convicción y lo que hice el miércoles fue por convicción, no me encontraba a gusto, en lo personal no estaba a gusto, sabía que lo que estaba haciendo era lo que moralmente tenía que hacer: gritarle a la cara que son fascistas.

 

Yo no le he faltado el respeto a la institución, esa institución es mi institución, la quiero, la amo y la defenderé, es mi institución. Lo que he hecho ha sido decir a esas personas, que estaban ahí enfrente y que deseaban la muerte al colectivo musulmán, que son unos fascistas y que, además, por tener unos planteamientos tan retrógrados, son basura, y me reafirmo: son fascistas y las personas que desean la muerte a un ser humano por ser diferente son basura, pero no solamente eso, sino que aquellas personas que las blanquean, como el señor Vivas y el Partido Popular, son cómplices de esos fascistas. A mi me van a multar, la pagaré, porque sé que lo que hice reglamentariamente posibilita la sanción, pero políticamente no me arrepiento.

 

¿Cómo me encuentro después de aquello? Me siguen temblando las piernas cada vez que me acuerdo, ver como los representantes de mi pueblo banalizan, ridiculizan e incluso nos señalan a nosotros como elemento disruptivo, dejando a un lado a quienes realmente desean la muerte al colectivo musulmán o la muerte al otro, es penoso.

 

Hoy estoy en la marginalidad, pero yo le voy a decir una cosa a la ciudadanía: esto o lo solventamos de forma colectiva, o acabaran ahorcándonos uno a uno, a mi por ser musulmán, que es la condición que odian fervientemente, a otro por ser de izquierdas, a otra por ser mujer, y pretender mantener el cuadro de libertades y derechos fundamentales que nos ha costado la vida acá en España, o a cualquier otra persona que piense diferente. Lo vuelvo a decir o luchamos colectivamente o nos ahorcarán uno a uno, empezarán conmigo pero acabarán contigo también.

 

El incidente posterior nos ha llevado a las portadas, con un enfrentamiento que casi llega a las manos entre el representante de Caballas y los representantes de Vox ¿creen que las formas debían haber sido otras?

 

Yo quiero ser honesto, yo no siento ningún tipo de rubor ni de vergüenza cuando veo la actitud de Mohamed Alí en el Pleno. Todos los que conocen a Mohamed Alí de cerca, desde personas del PP, al PSOE, a cualquier otra formación, saben que Mohamed Alí es un hombre íntegro y, además, buena gente y, además, una persona pacífica. La historia de nuestra ciudad le debe mucho a Mohamed Alí en cuanto a tener una sociedad calmada, que lucha por lograr esa convivencia real, no la actual, con un colectivo que está luchando por emanciparse, por lograr sus derechos civiles, políticos, sociales, culturales acá sin ningún elemento disruptivo.

 

Aquí quien provoca son los señores de Vox. Y sí, es cierto que el compañero explotó pero me hago la siguiente reflexión: si no explotamos cuando tenemos a unos representantes que dicen que hay que acabar con nosotros militarmente, cuando dicen que hay que montar la tercera guerra mundial contra el Islam, cuando dicen que hay que acabar con la mitad de la población de Ceuta ¿cuando vamos a explotar?.

 

Somos seres humanos y al fascismo no se le discute, al fascismo se le rebate. Y cuando hay situaciones tensas y cuando tenemos que explotar, no explota el político de turno, explota el ciudadano que se siente identificado con Mohamed Alí.

 

¿Sabe cuantas personas nos ha parado por la calle y nos han dado las gracias? ¿Sabe por qué sucede eso? No porque la imagen esté bien, no porque Mohamed Alí tuvo una actitud extraordinaria, sino porque hay un discurso que ha llevado a miles de personas a sentirse identificadas con él. Mohamed Alí es solo la anécdota, la ciudadanía está muy cansada de escuchar el discurso del odio, pero no solamente está cansada, sino que necesita que las instituciones reaccionen. Y si el PP no reacciona y no pone límite a estas situaciones, van a seguir sucediendo episodios de estas características. Desgraciadamente, no los vamos a poder controlar porque cuando se humilla de forma sostenida a un colectivo durante un largo periodo de tiempo, suceden estas cosas.

 

Nosotros lo hemos dicho, se lo volvemos a plantear al Gobierno, es posible ahora tener otro tipo de acuerdos, pueden gobernar en minoría, pueden sacar los acuerdos de otra forma, contando con las distintas formaciones políticas, pero antes de eso es necesario un cordón sanitario, es necesario aislarlos. No se puede validar democráticamente a quien desea la muerte de un ser humano por ser diferente a él. Jamás. Eso es intolerable.

 

Mohamed Mustafa: “cuando hay situaciones tensas y tenemos que explotar, no explota el...