viernes. 29.03.2024

La pluralidad de integración de ciudadanos de diversas religiones y etnias como viva muestra de la sociedad ceutí de la que tanto se habla sobre su multiculturalidad, no ha tenido un fiel reflejo en las candidaturas electorales del 28 de mayo. Con sólo visualizar las mismas, caeremos en la  cuenta que, la gran mayoría de estas formaciones políticas, han decidido diluir esta cuestión y "cojean" en este sentido; a lo más que llegan es a integrar en las mismas a dos confesiones religiosas.

El carácter identitario de las listas electorales es una condición que se percibe y, por ello, no se aplica "de facto" lo que tantas veces se reitera en discursos grandilocuentes: la Ceuta multicultural. Hay formaciones políticas donde aún no tienen cabida determinadas etnias y en algunas, la presencia de ciertas confesiones religiosas o es testimonial o, simplemente, no existen.

Desde Podemos presumen de llevar en su candidatura budistas, ateos, agnósticos, cristianos y musulmanes así como variedad cultural, formación académica y proyección laboral. Ahora bien, sus opciones electorales son más limitadas que otros partidos que aspiran a lograr resultados mucho más amplios ( no ya por los vaticinios de las encuestas sino por sus posibilidades reales) y, sin embargo, en puestos considerados de salida, bien puede decirse que las cuatro culturas como tales, brillan por su ausencia. Como mucho habrá con cierta frecuencia dos culturas (la cristiana y la musulmana) o a lo sumo tres. Quiere decirse que, una cosa es predicar y otra dar trigo, y que a la hora de la verdad, por unas u otras razones, se restringen una opciones que habrían de ser muy relevantes para plasmar una realidad social que entendemos por multiculturalidad debido a su característica genérica de "promover el respeto y la tolerancia por las diferencias. Desterrar los prejuicios y estereotipos asociados. Generar una convivencia armoniosa. Crear intercambios entre los diferentes grupos".

La política a nivel de listas electorales, al menos, en estas elecciones del 28-M muestra esta carencia y no responde fielmente al reflejo de la sociedad ceutí, porque los responsables del área electoral y los propios partidos, tampoco han decidido una apuesta clara por algo que se defiende en los discursos, ( en ocasiones con mucha vehemencia), pero que no se traslada con idéntico ímpetu de manera fehaciente a las candidaturas con nombres y apellidos.

Como sucede en los atestados policiales y su ratificación en el juzgado para su validación, el valor probatorio del mensaje no encuentra -en el caso que nos ocupa-, su legitimación o reconocimiento práctico, para confirmar la autentificación de un principio de valor social incuestionable que, en este caso, queda anulado o ignorado por acción u omisión y al margen de la composición de las listas electorales.

La multiculturalidad, sin reflejo pleno en las candidaturas