La sesión del juicio que se sigue en la Audiencia Provincial por el denominado Caso Emvicesa ha servido este jueves para ahondar en las motivaciones, circunstancias y, en algunos casos, urgencias que movieron a algunos de los «clientes» de la presunta red a abonar grandes cantidades de dinero para obtener irregularmente una de las viviendas de protección oficial gestionadas por la sociedad municipal. Quienes pagaron en mano y sin garantías hasta 20.000 euros a quienes la investigación identifica como intermediarios de la red figuran en el procedimiento como acusados por la comisión de un delito de «cohecho». Tras la toma de declaración ayer miércoles de parte de estos procesados, los «clientes» han continuado explicando hoy al tribunal las condiciones en las que accedieron a pagar por una casa a través de un mecanismo que la mayoría de ellos han reconocido que imaginaban ilegal.
Uno de los casos más llamativos es el de dos hermanas gemelas, cuyo tío Mohamed explicaba el miércoles en la sala que había ofrecido dinero para adquirir una casa en nombre de una de sus dos sobrinas. El problema es que se confesó incapaz de determinar para cuál de ellas. «Son gemelas, no las distingo, ya se lo expliqué a la jueza», arguyó durante su declaración.
Una de ellas, víctima de terrorismo, ha negado este jueves mantener ninguna vinculación con la trama de venta ilegal de viviendas públicas que se investiga. La acusada, que perdió a su esposo en 2014 a consecuencia de un acto terrorista, ha explicado que su situación como solicitante de vivienda en Emvicesa era absolutamente regular. «Yo figuraba como solicitante de vivienda desde 2005, pero en 2014, tras la muerte de mi marido, modifiqué los papeles y presenté una nueva documentación por víctima. Yo era una viuda con dos hijos y pasé al cupo de personas como víctima vulnerable», ha detallado.
Su hermana sí ha reconocido que confió en su tío Mohamed para conseguir una vivienda. «Mi tío vio mi necesidad y decidió ayudarme porque conocía a alguien que podía hacerlo». Ese alguien era el conocido como El Frugui, uno de los acusados en el proceso, que falleció antes del inicio del juicio. «Pagué 12.500 euros, lo pagué poco a poco porque eran mis ahorros –ha continuado Nassima- Ahora estoy muy arrepentida».