Si algo hemos aprendido en materia de inmigración, es que nunca hay una calma total y absoluta. Ni siquiera cuando la pandemia, con la práctica totalidad del mundo encerrada en sus casas, tuvimos semanas sin entradas migratorias en nuestra ciudad. Por tanto, cuando se hable en este artículo -y siempre- de situación controlada, hay que ponerlo en cuarentena y con todas las salvedades del mundo.
El caso es que, pese a que el mar devolvió ayer otro cadáver -varón, joven, en avanzado estado de descomposición: al menos dos semanas han transcurrido desde su inmersión- la situación comienza a estar controlada. O, al menos, alejada de los intensos momentos de hace un par de semanas, cuando llegamos a tener intentos de entrada de 1.500 personas a lo largo de una jornada, como confirmase la delegada del Gobierno, Cristina Pérez, en su última comparecencia informativa.
Las fuentes consultadas por Ceuta Televisión, pertenecientes al Instituto Armado, destacan el papel de los agentes del orden marroquíes como fundamentales en la contención de la crisis. De momento, en evitar las entradas y posteriormente, en favorecer las devoluciones de los mayores de edad en el momento en que pusieran pie en tierra española. Empieza a notarse menos presión migratoria en el entorno de Bab Sebta, aunque como decimos, lejos de la tranquilidad absoluta.
Volviendo al útlimo fallecimiento, el hallazgo tuvo lugar en aguas de la Bahía Sur, a últimas horas de la jornada de ayer. Como decíamos, se calcula que la persona fallecida llevaría en torno a quince días sumergido en el agua. Otra historia más cruelmente acabada, otro muerto más, en aguas del Estrecho.