jueves. 28.03.2024
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Auschwitz: lo que no debe ser olvidado

Situado al oeste de Cracovia, fue considerado como uno de los centros neurálgicos del terror nazi en la década de los 40. En el pasado mes enero se cumplieron 75 años de que se produjera la liberación del campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau por parte de las tropas soviéticas. Jefes de estado de multitud de países se reunieron con los supervivientes de aquel terrible suceso para rendir homenaje a las víctimas de una de las tragedias humanas más importantes de la historia moderna.

La experiencia de Auschwitz es un ejemplo fehaciente del tipo de represión que el régimen nazi perpetró contra judíos, gitanos así como todo tipo de minorías y opositores políticos.


Se calcula que más de un millón de personas perdieron la vida mientras este se mantuvo operativo.


«La fábrica de la muerte» –que así fue apodado– ha pasado a la historia, entre otros motivos, por ser una ubicación clave para la puesta en práctica de las tristemente célebres unidades conocidas como sonderkommando (comandos especiales), que estarían conformadas por prisioneros judíos y otros reclusos.


Los miembros de estos grupos eran obligados a participar activamente en las torturas, castigos y ejecuciones sumarias realizadas contra sus propios compañeros. De este modo, se pretendía sembrar la culpabilidad al hacerlos cómplices de las muertes que allí se llevaran a cabo.


Sobre ello y muchos otros escabrosos hechos existe amplia documentación y testimonios. Destaca la obra de Primo Levi, partisano y escritor italiano que vivió en primera persona las atrocidades que allí se produjeron y que posteriormente recogería en su prolífica Trilogía de Auschwitz.


Por aquellas lúgubres estancias pasaron además un número considerable de españoles: la almeriense María Alonso, quien tras haber colaborado activamente con la resistencia francesa fue detenida por la Gestapo en el país galo y pasó a disposición de las autoridades nazis en Auschwitz.


Allí se enfrentaría en repetidas ocasiones con los kapos, informantes voluntarios que se encargaban de ejercer la labor de supervisión de los campos. Desgraciadamente no saldría con vida del lugar, quedando en la memoria como un ejemplo de luchadora comprometida con la causa de los más débiles y desfavorecidos.

Caso similar fue el de Feliciana Pintos Navas, originaria de Ávila y única superviviente española de aquel horror.

Por ello, la jornada del 27 de enero ha quedado señalada como día para conmemorar no sólo a las víctimas del holocausto, sino también como forma de recordar un pasado que desgraciadamente no puede borrarse y que por supuesto no debe volver a repetirse.

Auschwitz: lo que no debe ser olvidado