viernes. 29.03.2024

Durante el pasado fin de semana, más de 2500 personas han sido detenidas en EEUU a consecuencia de los disturbios provocados por la muerte del ciudadano afroamericano George Floyd a manos de un miembro del cuerpo de policía local de Minneapolis.


Oriundo de Houston, Floyd se había mudado al estado de Minnesota hacía 5 años, donde se desempeñaba como guardia de seguridad del Conga Latin Bistro, un bar-restaurante local.


Su jefe y casero Jovanni Thunstrom, empresario de origen dominicano, afirma sobre la víctima que se trataba de «un hombre tranquilo y jovial, francamente agradable y en ningún caso violento».


No obstante, el lunes 25 de mayo, a plena luz del día, el presunto uso de un billete falso de 20 dólares para la compra de tabaco le valió una desmedida respuesta por parte de las fuerzas del orden.


Tras haber sido esposado, a consecuencia de la tensión del momento y según los informes de la fiscalía, Floyd se derrumbó consternado y Derek Chauvin, uno de los policías presentes le redujo colocando la rodilla en su cuello –táctica hoy día ilegalizada en la mayoría de los estados miembros de EEUU–.


Chauvin mantuvo esa presión en la zona aún con las súplicas del agredido, que tras casi 8 minutos en la misma posición quedó completamente inmóvil para, horas más tarde, ser declarado muerto por el equipo médico.


Las dos autopsias realizadas –la oficial y la llevada a cabo por Michael Baden, exdirector de Patología Forense de Nueva York– apuntan que la causa del fallecimiento fue «la asfixia producida por la compresión del cuello y la espalda, que desencadenó la suspensión del riego sanguíneo del cerebro».

Por otra parte, el vídeo en el que se mostraba la trágica estampa que conduciría minutos más tardes a la muerte de Floyd dio rápidamente la vuelta al mundo a través de las redes sociales, cristalizando en una espontánea organización de marchas multitudinarias condenatorias del hecho.


En algunos casos, aquellas muestras de duelo y desazón por el fallecimiento se vieron salpicadas por la actuación de grupos violentos y vandálicos que perpetraron todo tipo de ataques contra el mobiliario urbano y pequeños comercios en las principales ciudades de Estados Unidos.


Mientras que el presidente norteamericano Donald Trump inculpa a «los agitadores anarquistas y antifascistas como responsables de estos disturbios», tanto los manifestantes como algunos agentes de la ley de Minnesota han constatado la presencia de supremacistas blancos y demás provocadores en muchas de las concentraciones realizadas.


Artistas famosos como Bruno Mars, Billie Eilish o Rosalía han hecho público su apoyo tanto a la familia del fallecido como al movimiento anti-racista Black Lives Matter, que se ha situado a la cabeza de las protestas con la pretensión de garantizar que los tristes sucesos acaecidos no queden impunes además de reavivar el debate sobre el evidente racismo aún presente en la sociedad norteamericana.

EEUU y las llamas de la desigualdad