A poco -no es difícil: damos fe- que hace tres años usted estuviera todo el día siguiendo las noticias, seguramente recordará aquellas entregas de material sanitario a Ceuta. Más propio, cierto, de películas futuristas o del mejor Francis Ford Coppola que de nuestra actualidad hasta febrero de 2020. Esos helicópteros y camiones militares desembarcando en Ceuta, para traer mascarillas contra un enemigo tan atroz como invisible. Eran uniformados. Luchaban contra el coronavirus. Era la Operación Balmis.
La historia sale a relucir en la entrevista con Kitin Muñoz y Terencio Pérez. Ambos se consideran boinas verdes "porque uno no deja de serlo nunca", y los dos recuerdan aquello como un ejemplo válido de "que para que podamos tener nuestra tranquilidad y nuestra cotidianeidad, hay militares jugándose el pellejo".
Y un viejo aforismo: Si vis pacem, para bellum. Si quieres la paz, prepárate para la guerra. Muñoz fue boina verde, pero también Embajador de Buena
Voluntad de la UNESCO desde hace treinta años. Y "siempre explico que un soldado, antes que nada, es una persona: un hombre o mujer que tiene las mismas sensaciones" que cualquiera.