martes. 23.04.2024
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Defensa y SEPE unidos por el futuro de quienes finalizan su contrato con el Ejército a los 45 años

El futuro del personal militar que finaliza su contrato al cumplir 45 años se ha convertido en una de las principales preocupaciones del Ministerio de Defensa en los últimos años. Prueba de ello es la puesta en marcha, en colaboración con el Servicio Público de Empleo Estatal, de cursos de capacitación profesional que puedan abrirles las puertas a un nuevo empleo en la vida civil. Es el caso de los dos que se están impartiendo a día de hoy en las instalaciones de la ULOG-23, en Otero, donde militares aún en activo se preparan para su futuro civil.

Cada año, al cumplir los 45, decenas de militares de nuestra ciudad finalizan su contrato con el Ejército y abandonan sus filas. El futuro de estas personas, que en la mayor parte de los casos han pasado más de veinte años al servicio de las Fuerzas Armadas y de todos los españoles, se ha convertido, desde hace varios años, en una de las principales preocupaciones del Ministerio de Defensa. Así nos lo cuenta el capitán Marcial Márquez, jefe de la Compañía Técnica de la ULOG-23 durante la visita que cursamos al acuartelamiento de Otero precisamente para conocer una de las alternativas que se ofrece a este personal que abandonará la vida militar al alcanzar esa edad y que deberá reincorporarse a la vida civil y también a su mercado laboral.

Esta alternativa es la que ofrecen, continúa el capitán Márquez, los cursos de capacitación a los que se pueden inscribir aquellas personas interesadas en obtener una formación eminentemente práctica, que los prepare para acceder al mercado laboral civil conociendo una profesión, más allá de su experiencia en el Ejército. Se trata de unos cursos de formación realizados en colaboración con el Servicio Público de Empleo Estatal y para los que tienen prioridad aquellas personas que se encuentren ya cerca de la finalización de sus contratos, pero a la que pueden acceder aquellos que lo soliciten, siempre que haya plazas disponibles.

A día de hoy, en la ULOG-23 se están impartiendo dos cursos de formación de la mano del SEPE, las temáticas son tan distintas como sus alumnos que, en cualquier caso, siguen teniendo una cosa en común: son militares en activo.

Un futuro entre fogones

El primero de estos cursos se centra en un aspecto con demanda en nuestra ciudad ya que se destina a uno de los sectores principales de la misma, el de la hostelería. Se trata del curso de Cocina, en el que de la mano del chef José Rodríguez Morales, formador de la Escuela de Hostelería de Marbella, los alumnos aprenden todo lo necesario para poder convertirse en ayudantes de cocina o para seguir formandose en esta materia accediendo a la Formación Profesional ordinaria. Nos reciben en las instalaciones destinadas al curso, entre fogones y cazuelas, preparando los tres platos previstos para la jornada: unos ñoquis, unas fajitas (para las que también han elaborado la masa) y unos canelones boloñesa.

Sin cesar en su tarea, la cabo primero Cristina Ambrona, una de las alumnas, es la encarga de relatarnos el menú del día, así como de confesar que, aunque en un primer momento no terminaba de ver su futuro ligado a la cocina, gracias a este curso lo contempla como una nueva puerta abierta. Un curso en el que no solo practican en las instalaciones de la ULOG-23, sino que cuenta con un periodo de prácticas en empresas, en el que, tal y como nos explica José Rodríguez, los alumnos trabajarán durante algunos días en cocinas de establecimientos de primer nivel de nuestra ciudad.

Chapa y pintura, talleres y autoempleo

El segundo de los cursos que se imparten en las instalaciones de la ULOG-23 también ofrece posibilidades de futuro en la ciudad, tanto en lo relativo al trabajo por cuenta ajena, como para aquellos que opten por la vía del autoempleo y se decanten por abrir un taller mecánico. Se trata del curso de Chapa y Pintura, impartido, entre otros, por Francisco José Rodríguez, técnico superior y formador, que no duda a la hora de destacar el valor práctico de la formación que reciben todos y cada uno de los alumnos inscritos en esta modalidad.

Una formación práctica, explica, en unas instalaciones únicas en la ciudad en las que, además, los alumnos tratan con vehículos tanto civiles como militares desarrollando todo el proceso para devolverles su vida útil. En este caso, continúa, las prácticas se realizan en la propia unidad, en la que cuentan con todo lo necesario, como una cabina de pintura en la que se puede trabajar con varios vehículos simultaneamente.

El cabo primero Mohamed Nadir es uno de los alumnos de este curso. Se trata de una de las personas que se encuentra en el límite de edad, en apenas un año cumplirá 45 y tendrá que dejar la vida militar, es por ello que, tras charlar con alumnos que siguieron el mismo curso en años anteriores, decidió unirse al mismo. Su objetivo, explica, es poder trabajar en un taller cuando acabe este periodo o incluso montar su propio negocio. Esta es su salida.

La importancia de la formación

Tras recorrer las instalaciones y mostrarnos de primera mano el trabajo que se está realizando en estos dos cursos, el capitán Márquez vuelve a insistir en el principal objetivo de los mismos, el de dotar de un futuro a aquellos que dejarán la vida militar y necesitarán reincorporarse a la vida civil. Una reincorporación que podrán realizar a través de varias vías: por cuenta ajena, a través del autoempleo o continuando su formación. En definitiva, señala, en abrir una vía, a través de una formación de calidad, de cara una nueva vida.

Defensa y SEPE unidos por el futuro de quienes finalizan su contrato con el Ejército a...