Durante el pasado año, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado registraban en nuestro país un total de 22.285 denuncias por desaparición, un 21' 5 por ciento más que en 2020. Marruecos es, además, el país que figura con un número mayor de desaparecidos en España. Estas cifras han llevado a que, tal y como relata el diario El Español, una asociación con sede en Nador, la 'Asociación Gran Rift de Derechos Humanos', haya solicitado al ministerio de Asuntos Exteriores marroquí que realice un seguimiento de esa desaparición de marroquíes a través de las embajadas y consulados.
El motivo de esta petición no es otro que la “fuerte sospecha” por parte de la entidad de la existencia de “bandas de traficantes de órganos” que, siempre bajo su punto de vista, podrían estar detrás de muchas de las desapariciones de inmigrantes marroquíes. Así, alerta, en lo que va de año el número de denuncias por desaparición de marroquíes asciende a 2.423 casos en nuestro país, entre ellos, explica la asociación, centenares de menores.
Las autoridades españolas, sin embargo, descartan totalmente esta hipótesis, Así lo recoge también el diario El Español que señala que el Ministerio del Interior desestima por completo la hipótesis del tráfico de órganos o de trata de menores. La explicación se encuentra en las “desapariciones puntuales y voluntarias de jóvenes que abandonan los centros de menores para luego regresar”. En el caso de nuestra ciudad y la de Melilla, además, señalan fuentes policiales al Español, “la inmensa mayoría son MENAS que se escapan del centro y, aunque luego vuelven, lógicamente hay que presentar denuncia y eso sube las estadísticas de desaparecidos”.
Las mismas fuentes han advertido, además, que en muchos casos estos jóvenes cambian de nombre, por lo que quedan en el registro de desaparecidos al no coincidir los datos.
Tampoco da credibilidad a estas denuncias el defensor del pueblo andaluz que, eso sí, considera que esta autonomía es un pasillo hacia Europa para la trata de menores y mujeres. Así, asegura, todos los años desaparecen jóvenes de los centros de menores porque llegan a España conducidos por mafias de trata de personas que luego los trasladan a otros puntos del continente.