Sobre el sistema penitenciario español han corrido ríosy de tinta. Pero pocas frases tan certeras y conocidas como aquella máxima de Concepción Arenal para resumir, a la perfección, la filosofía del mismo: "Condenad al delito, compadeced al delincuente". Esas palabras parecen haber calado en la piel, en el adn, de los hombres y mujeres dedicados a una tarea "poco conocida y a veces injustamente tratada" por parte de la sociedad. El último entrecomillado pertenece a otra mujer: la directora del Centro Penitenciario de Fuerte Mendizábal, Nonia Velázquez.
La máxima responsable del Centro Penitenciario de Ceuta dejaba patente de ello en su discurso con motivo del Día de la Merced. "Detrás de cada celda, hay una persona con sus frustraciones, sus circunstancias personales, sus aspiraciones, y tenemos el deber de reinsertarlos en la sociedad", dijo en su primer parlamento desde que fuera nombrada al frente del presidio ceutí.
Esta "misión encomendada" por parte de la Constitución "sería una quimera si no existiera un colectivo de hombres y mujeres que, con su esfuerzo, entrega y dedicación" consagrados a ello, como son los funcionarios de prisiones. Sobre los premiados "son personas excepcionales, comprometidas, que día a día se esfuerzan por garantizar la seguridad, el respeto a los derechos humanos y la rehabilitación de nuestra población interna
Al margen del discurso de Velázquez, el acto consistió en la entrega de premios y reconocimientos a distintos funcionarios. También a entidades como Salud Mental Ceuta o la Comandancia General de Ceuta, cuyo máximo responsable, Marcos Llago, recibió la Medalla de Plata al Mérito Social Penitenciario. El acto, que contó con la presencia del consejero de Presidencia y Gobernación, Alberto Gaitán; el delegado del Gobierno, Rafael García Rodríguez o representantes de grupos de la Asamblea como VOX y MDyC, concluyó con una foto de familia y un ágape.