La historia que les contamos a continuación la ha hecho pública el diario ABC este fin de semana y pone de manifiesto que no siempre lo más barato es lo más eficaz. Al menos así se desprende de lo que le ha pasado a Ana, una madre madrileña que pretendía viajar hacia Valencia con sus cuatro hijos pequeños a bordo de uno de los trenes de OUIGO, una de las compañías low cost que llegaban para facilitar y abaratar el transporte ferroviario en nuestro país.
En este caso, se trata de la marca low cost del AVE francés, que se conoce por sus siglas TGV (Train à Grande Vitesse). Ouigo es una marca propiedad de la SNCF (Société Nationale des Chemins de Fer) francesa, la Renfe del país galo y opera en España en dos trayectos, desde Atocha a Barcelona y desde Chamartín a Valencia.
Precisamente ha sido en este segundo recorrido en el que se ha producido el incidente que narra ABC. Ana pretendía viajar con sus cuatro hijos de entre 1 y 8 años a la capital levantina. Un viaje con un objetivo familiar, visitar a su padre que se encontraba recién salido de una operación. El viaje, sin embargo, no fue posible porque, tras entregarle sus billetes comprados por internet a la interventora del tren, esta le interpeló por si viajaba sola con los cuatro niños y si no iba con su marido. Ante su respuesta afirmativa a la primera cuestión, porque su marido se reuniría un día después con ellos, la responsable del tren le indico que “sola con los 4 niños no puede subir al tren. Solo admitimos dos niños y un bebé acompañados por un adulto. Si son más niños debe ir otro adulto más. Es política de empresa”. De nada sirvieron sus explicaciones, su consideración de que ella sola podía cuidar de sus cuatro niños, Ana y sus hijos no pudieron subir al tren.Ç
Una situación que esta madre considera claramente discriminatoria. “Es muy injusta”, cita el diario ABC, que insiste, además, en que esto supone una traba para las familias numerosas en las que no siempre los dos progenitores viajan juntos con sus hijos.
De momento esta usuaria ya ha puesto una reclamación. El motivo es sencillo “aspiro a una sociedad más justa que que atienda a nuestras necesidades”. Asegura haber aprendido la lección y no volverá a sacar sus billetes por internet, al no leer la letra pequeña, y que nadie se lo explicara, no se percató de que no podían viajar más de tres adultos con un menor.
