jueves. 25.04.2024
ENTREVISTA

Javier Urra: "Las palizas grupales son un síntoma preocupante"

En los últimos días, varias palizas de grupos organizados han despertado cierta preocupación en todo el país. Dos con resultados mortales -A Coruña y Madrid-, otra con un herido crítico y, hace una semana y en nuestra ciudad, la brutal agresión al joven Omar. ¿Qué está pasando?. Una de las voces más autorizadas de nuestro país a la hora de hablar de menores, el psicólogo navarro Javier Urra, las ve como hechos preocupantes e indicativos del tiempo que vivimos.
Javier Urra

No tarda ni medio segundo en afirmar que "si, se nos ha hecho realidad" cuando se le pregunta si determinados hechos que estamos viendo en nuestro país en las últimas semanas podrían ser propias de "La Naranja Mecánica", aterradora pero imprescindible película de los 70 en la que -si no la han visto, no sigan leyendo, pero tiempo han tenido- un grupo de jóvenes de clase media canaliza sus frustraciones perpetrando palizas grupales. "Como en la película, cuando el grupo intenta parar, acaba generándose más violencia".

 

Es Javier Urra. Reputado psicólogo, que en tiempos fuera defensor del Menor en la Comunidad de Madrid, además de representar a España en foros como las Naciones Unidas o el Parlamento Europeo. Acudimos a el para hablar de las palizas grupales, que en el último mes han dejado en nuestro país dos fallecimientos (A Coruña y Madrid) y heridas graves a otros jóvenes, como el caso vivido en Ceuta con el valenciano Omar o el de Amorebieta (Vizcaya). Urra explica que, al igual que en la película de Stanley Kubrick "a muchos les surge la duda de qué hacer, si meterse a parar aquello, o contemplar el espectáculo. A veces, por miedo a la propia integridad". Hay gente "que prefiere seguir mirando a otro lado, por temor a salir herido como ocurrió con los senegaleses" del caso de A Coruña.

Pero ¿qué está pasando?. Esta coincidencia en el tiempo ¿son hechos aislados o responden a algo?. "Son hechos puntuales, pero la suma es preocupante. Además, no en todos los casos, pero si en muchos estos jóvenes suelen grabar las agresiones, y en todas estas grabaciones siempre se oye una voz que pregunta si se está grabando. Algo estamos haciendo mal: estamos ante jóvenes, en estos casos, narcisistas, nihilistas, sin compresión ni respeto al otro y que, por lo que fuera, disfrutan linchando a alguien". Ojo: no es un fenómeno de nuestros días ni achacable, exclusivamente, al uso de las redes sociales. "Siempre ha habido peleas en la noche, y más cuando se ha consumido alcohol o drogas, pero en el momento en que uno caía al suelo sangrando, siempre había gente que se metía a separar. Este punto se está perdiendo", reflexiona. Y hay algo que le preocupa seriamente: "no tienen la sensación de que vaya a haber reprobación por parte de los iguales, de los más jóvenes".

 

Urra señala al "uso negativo de las redes sociales, a las que no hay que denostar en general" como uno de los detonantes de estos casos de violencia, por jóvenes que han vivido en su corta edad dos crisis económicas realmente serias: la generada por la quiebra de Lehman Brothers en 2008 y la ocasionada por la pandemia. "Todos estamos emocionalmente dañados por las crisis, en especial por la última del coronavirus en la que ha muerto tanta gente. Y es cierto que las expectativas laborales para buena parte de esta juventud están quebradas", indica, pero sin establecer directamente una relación causa/efecto.

 

El sociólogo manda un aviso a navegantes a la clase política: "la violencia verbal que vemos en la política en estos tiempos tampoco ayuda, de algún modo influye". Y sobre las leyes, mensaje también para los medios de comunicación: "es necesario que se cumplan, pero tampoco estaría de mas que, cuando ocurren casos como los de Amorebieta o Ceuta, alguien se pregunte a los seis meses como está la víctima, que secuelas le siguen quedando, que condena están cumpliendo los culpables. No un 'boom informativo' en los primeros días que luego se va diluyendo, sino una información más sostenida en el tiempo".

La violencia grupal también se ha expresado "con las célebres 'manadas', en Pamplona, Terrasa, o Aranda de Duero", recuerda. Aunque hay matices "esto es una cuestión que me llama la atención, porque son grupos que reducen a la nada la responsabilidad individual. La primera patada genera una reacción en proporción geométrica: el segundo da dos, porque no quiere ser menos que el anterior, y así".

 

Se han diluido "el respeto, ciertos valores espirituales como la caridad. Se nos llena laa boca de empatía, pero si empezamos a rascar, volveremos a repetir", lamenta. Eso sí: "no se puede criminalizar a todos los jóvenes; hay chavales maravillosos y la mayoría son gente normal, pero el fenómeno es preocupante".

Javier Urra: "Las palizas grupales son un síntoma preocupante"