miércoles. 24.04.2024
ECONOMÍA

La morosidad alerta de la llegada de una nueva recesión

A poco más de cinco años de la crisis financiera, parece que por fin todo vuelve a la normalidad. El único problema es que se avecina otra recesión. El mero hecho de que el PIB se las haya arreglado para volver al punto donde estaba hace cinco años y que la recesión de 2008/2009 fuera más intensa que cualquier otra desde los años treinta, no significa que el ciclo económico se haya evitado, a finales de este año o principios del siguiente se espera otro bajón.

Más vale empezar a prepararse ya. ¿Cómo? Por ahora, casi todo el debate se centra en lo lejos y lo rápido que avanzará la economía desde aquí.La eurozona sigue teniendo muchos problemas pero la crisis inmediata se ha acabado y gran parte del continente ha empezado a crecer de nuevo. La atención se desplaza hacia la intensidad de la recuperación que se puede esperar.

 

Un antiguo refrán dice que cada cinco o siete años, todo el mundo se olvida de que cada cinco o siete años hay una recesión. Ahora mismo, el patrón parece estar repitiéndose. Según la Oficina Nacional de Estudios Económicos de EEUU, durante todo el periodo post II Guerra Mundial, la duración media de las expansiones económicas fue de 58,4 meses, antes de la II Guerra Mundial fue de 35 meses y en la era victoriana de sólo 26.

 

¿Qué está pasando ahora? La economía británica se cayó de un precipicio en 2009 y en el segundo y tercer trimestre de ese año encogió un 2,1% y 2,5%, respectivamente. A principios de 2010, volvió a expandirse, aunque muy modestamente. Es verdad que encogió de nuevo durante dos trimestres de 2012 pero en retrospectiva, parece más una curiosidad estadística de un crecimiento pésimo que se volvió negativo durante varios meses.

 

Si fechamos el inicio de la recuperación a principios de 2010, ya ha durado 54 meses. Lo mismo ocurre en EEUU, que empezó a recuperarse en el último trimestre de 2009 y no volvió a hundirse en recesión, por lo que su expansión lleva en curso 57 meses seguidos.

 

Lo miremos como lo miremos, se acaba el tiempo. Las empresas tienen mucho dinero suelto que todavía tienen que invertir y los consumidores llevan tanto tiempo apretándose el cinturón que ahora les apetece seguir gastando durante más tiempo de lo que querrían en otro contexto. Lo más probable es que la mejoría dure más o menos lo mismo que todas las demás y, si eso es así, ya le ha llegado su hora

 

En primer lugar olvídese de todo el debate sobre la vuelta de los tipos de interés a unos niveles normales. Es posible que los bancos centrales impongan una o quizá dos subidas muy modestas (de un total del 0,5% como mucho) pero enseguida se darán cuenta de que la economía se tambalea y vuelve a encoger. En ese momento, darán marcha atrás rápidamente y volverán a recortar los tipos a unos niveles de casi cero otra vez. En segundo lugar espere otra ráfaga de flexibilización cuantitativa en EEUU y el Reino Unido. Los bancos centrales no podrán recortar los tipos lo suficiente como para luchar contra la recesión e imprimir dinero será la única opción que quede. Y con una escala mucho mayor que la de la última vez si quieren que tenga efecto.

 

En tercer lugar la deflación empeorará. Por casi todo el mundo desarrollado, los tipos de inflación ya se han hundido bastante el año pasado. Un tercio de la eurozona se encuentra en deflación pura y dura.

 

Los mercados inmobiliarios empezarán a debilitarse otra vez, aunque pocos han alcanzado niveles de burbuja salvo en el centro de Londres. El oro subirá a máximos históricos cuando se lance la flexibilización cuantitativa a una escala mayor que nunca. La durabilidad del ciclo económico es la lección más importante que puede extraerse de la economía.

 

Nadie ha logrado explicarlo aún pero siempre regresa y a intervalos perfectamente regulares. Esta década no será distinta. El que se olvide que se avecina otra recesión acabará quemándose.

La morosidad alerta de la llegada de una nueva recesión