Pescado, algo de carne, pocas uvas y ropa interior: el Mercado Central apura 2023
La estampa puede ser la propia de muchos sábados, pero en la atmósfera se nota que este es algo especial. No es sólo el útlimo del año -con lo que ello conlleva, de despedidas y buenas intenciones para los próximos doce meses-, sino que es una de las últimas oportunidades para comprar algunas viandas con las que alegrar la despedida de 2023. Mañana el Mercado volverá a abrir, hasta las tres de la tarde, pero mucha gente aprovecha para liquidar las últimas compras y entregarse mañana a la cocina y preparación de los distintos hogares.
En algunos casos, además, la fuerte tendencia vírica de los últimos días ha reducido el número de comensales. Es el caso de Carolina, que nos cuenta como han pasado de ser trece a cinco para cenar. O Elisabeth, que explica que "vamos a ser siete personas, una mesa muy recogida". Optan por el pescado y la carne para la última cena del año, incluso con los alimentos ya preparados para comer. como es el caso de una "pata de cerdo que encargué hace dos semanas", nos cuenta esta última.
En el pescado, Youness señala que "gracias a Dios, nos vamos ganando la confianza de los clientes". Lo que más se lleva "es el centollito, el marisco, que es verdad ha subido de precio, pero la gente sigue viniendo a por ellos".
No ocurre lo mismo con las uvas. África señala que los precios "se mantienen con respecto a años anteriores, y hay una uva buenísima en este año, pero no sabemos por qué, la gente este año se está mostrando más reacia. Son casi las 13.00 horas y aún tengo quince kilos por vender, algo que no he conocido nunca. A gente de otros puestos le pasa lo mismo, por lo que me comentan".
Otrra de las tradiciones, quizá no tan clásica como la de las uvas, es la de la ropa interior roja para recibir el año. "Es más cuestión de ellas que de ellos, pero hay de todo", dice Ahmed, que gestiona uno de los puestos de ropa del Mercado de Abastos. "Hay desde brasileñas hasta tanga, de fantasías. La verdad es que otros años ha habido más ajetreo, pero no nos podemos quejar".
Y de la mar... al mercado. Esto que podía ser un buen eslogan comercial es la vida de Pedro: cuarenta años de su vida dedicado a la pesca y al salazón. "Esto es algo que te lo tienen que inculcar desde niño, en casa, no es fácil aprender. Nace de las entrañas", dice refiriéndose a este arte milenaria en riesgo de desaparición. El vende salazones al vacío, "que los preparamos aquí, y se lo lleva bien la gente".
Tampoco falta quien decide adornar su mesa con un buen centro de flores. "Es algo más para la Navidad, con el típico pascuelo, pero algo siempre se vende", nos dicen en Floristería Lara. "Hay mucha gente que aprovecha para llevarle flores a sus difuntos, son unas fechas evidentemente muy señaladas", señala.
Mientras, los puestos de la carne -muchos cerrados- atienden a la clientela, que aguarda pacientemente la cola. Y mucha gente se despide con el chascarillo habitual: hasta el año que viene y que "sean muchos más años", nos dice una señora al despedirse. A fe que lo suscribimos.