La palabra exacta es Porraimos. En idioma calé, significa devoración. Y con ella, los gitanos de todo el mundo se refieren a uno de los periodos más oscuros - si no el que más- de toda la humanidad: el Holocausto. Porque si, los judíos fueron las víctimas mayoritarias de aquella barbaridad, pero no los únicos. Un millón y medio de gitanos murieron, según algunas estimaciones, en aquellos campos de concentración, víctimas de esa locura.
Casi un siglo después de aquello, los gitanos siguen teniendo presente esa herida. "Hoy lanzamos al agua pétalos de flores en aquellos que nos quitaron los nazis", explica brevísimamente Antonio Fajardo, uno de los miembros más veteranos de la Comunidad Gitana de Ceuta. Al menos, de los que se han dado cita en el Muelle de España.
Es 8 de abril, es el Día Internacional del Pueblo Gitano. Una fecha escogida en conmemoración del primer Congreso Mundial del Pueblo Gitano, que tuvo lugar en Londres a principios de los años 70 del pasado siglo. Aquel cónclave sirvió, según algunos participantes como el español Juan De Dios Ramírez -primer gitano en tener escaño en cortes, como diputado por la extinta UCD- "para que los gitanos de todo el mundo tuviésemos conciencia de pueblo. Un gitano llegado del otro lado del Telón de Acero se entendía con uno de Francia. Me sentí más libre que nunca".
En Ceuta, recuerdos para los que murieron en el Porraimos. Alguna, como Rafaela pide "también por mi padre, que se fue un día como este", mientras los pétalos comienzan a cubrir un lateral del Muelle de España. Pétalos errantes, representantes a esas víctimas de la mayor barbarie de la historia del Viejo Continente.
