sábado. 20.04.2024

En lo alto de un edificio muy emblemático de nuestra ciudad, se hallaban cuatro dragones coronando su tejado, sin más misión que la de protegerlo.

 

Sivi era el más curioso de ellos. Le fascinaba observar a las personas que cada día pasaban por las calles. Sin embargo, la emoción que sintió en un comienzo se fue apagando, percatándose de que los humanos a los que tanto adoraba, se movían de un lado a otro sin pasión ni emoción, haciendo solo aquello que debían, y no lo que amaban.

 

Un día, algo volvió a despertar  poderosamente la atención de la legendaria criatura. A lo lejos, un grupo de personas, irradiaban felicidad y alegría. Algunos en silla de ruedas y otros que caminaban con apoyo… estaban tramando algo. Sivi continuaba muy enfocado en esas personas e intentaba investigar qué es lo que realizaban en la Plaza de los Reyes.

 

Pudo apreciar unas cámaras de fotos,  algunas en trípodes y otras colocadas sobre unos  “aparatos” unidos a las sillas de ruedas… Pero, ¡espera! observó que algunas utilizaban el movimiento de su cabeza  para… ¡¿para hacer fotos?!  Pero, ¿por qué? y… ¡¿cómo era eso posible?! Sivi no entendía nada, pero eso no era todo…

 

Los modelos también eran chicos y chicas con diversidad funcional, y se encontraban en plena creación artística. Pintaban con las manos, pinceles y utensilios adaptados y con “algo” que algunos sostenían con la cabeza. Muy sorprendido, Sivi quería saber más, quería conocer a estos jóvenes, cuyas carcajadas podían oírse hasta lo alto del edificio donde permanecía éste.  Nunca vio nada igual. Así que tras más de un siglo custodiando el edifico junto a sus hermanos, se aventuró a abandonar su puesto.

 

Aterrizó justo en frente, pero decidió no interrumpir ese mágico momento. Tras un rato contemplando a aquellos seres tan apasionados, se percató de que algunas personas comenzaron a retirar unas mesas, caballetes, y aquellos aparatos y utensilios tan inusuales. Después, partieron hacia un vehículo más grande de lo usual, cuyos “brazos” se extendían para levantar a aquellos que no podían entrar de manera convencional. Antes de que estos lo abordasen,  sin embargo, Sivi se acercó a ellos con el propósito de saciar su curiosidad ante una práctica que le había dejado completamente fascinado.

 

Sivi se presentó con algo de timidez y explicó el motivo de su acercamiento.  Fue recibido con alegría y sonrisas, y eso le relajó. Estos jóvenes también lo hicieron, se les veía muy amigables y con ganas de comunicar. Algunos se presentaron señalando en una libreta con “imágenes”,  otros necesitaron de una especie de tablero con las mismas “imágenes”, que sostenía una monitora frente a su cara… Sivi muy concentrado, observó que se estaba comunicando  ¡¿con los ojos?!  Otro de los chicos, utilizaba una tablet que también detectaba el movimiento de la mirada, y daba voz a sus pensamientos. A Sivi, quién no salía de su asombro, le encantó descubrir otras formas de comunicación.

 

Preguntó a ese grupo de simpáticas personas, que quiénes eran, qué era lo que hacían y cómo. Éstos, explicaron a Sivi que pertenecían a la Asociación PROI y que se encontraban realizando talleres artísticos adaptados. Hicieron entender a Sivi, que tener Parálisis Cerebral no era sinónimo de no tener capacidades,  todos lo contrario,  todos las tenemos posibilidades y aptitudes  diferentes, solo hay que saber cómo aprovecharlas. Con los recursos necesarios, y el apoyo de monitores y voluntarios, todos podemos hacer grandes cosas.

 

Los nuevos amigos de Sivi, le mostraron cómo una persona con dificultades motoras, podía pintar y hacer una foto, algunas incluso con el movimiento de la cabeza… ¡podían hacer verdaderas obras de arte! Y eso es lo que son, unos verdaderos artistas.

 

-Además, ¡¡en PROI hacemos mucho más!!... exponemos nuestras obras, participamos en carreras, bailamos, montamos a caballo, cocinamos, nadamos, jugamos, visitamos exposiciones y museos, vamos a conciertos, al cine, nos disfrazamos, paseamos por parajes naturales, nos relajamos… y ¡mucho más!

 

Sivi quedó impresionado y maravillado de lo que acababa de descubrir. Le sorprendió las ganas de superación de estos chicos y chicas, el amor que y el énfasis que le ponen a las cosas, la emoción y felicidad que reflejaba el brillo de sus miradas, y en resumen lo llenos de VIDA que estaban.

 

Se fijó también en la preocupación que tenían y cómo estaban pendientes los unos por los otros, las miradas de complicidad, cómo se conocían entre ellos… parecían una pequeña gran familia.

 

Esto hizo reflexionar a Sivi, sobre cómo estas personas a las que acababa de conocer, pueden enseñarnos a valorar lo realmente importante en la vida. Él, que se había pasado tantos años observando un mundo que rinde pleitesía a la velocidad, sin detenerse a atender a lo que verdaderamente importa; el amor hacia lo simple, el entusiasmo por cumplir nuestros sueños, el valor de la diversidad… 

 

La admiración de Sivi fue tal, que sintió la necesidad de continuar conociendo a los jóvenes de la Asociación PROI Ceuta. No quería que esa conversación se quedara en eso. Así que desde ese día, comenzó a visitarlos día si, día también.

 

Con el paso del tiempo, Sivi se quedó tan prendado, que pasó a formar parte de esa gran familia, convirtiéndose en el guardián protector de los chicos y chicas de PROI.

PROI presenta a su nueva mascota, Sivi