Las últimas cifras de fallecidos en el terremoto de Turquía y Siria se sitúan en 33.000. Para que nos hagamos una idea, dos ejemplos gráficos. Equivale al 40% de la población de Ceuta y supera en 3.000 personas la capacidad de La Rosaleda, el estadio malagueño donde la Selección Española volverá a jugar, el próximo mes, un partido de competición oficial.
Y es que con ser devastador el terremoto, probablemente lo peor acabe de comenzar. Cuenta el jefe del Servicio de Medicina Preventiva del Hospital Universitario de Ceuta, Julián Domínguez, que el hospital de campaña en el que está trabajando está ya "prácticamente operativo". Se encuentra en la localidad de Iskenderum, integrado en el equipo 'Start': un dispositivo de respuesta inmediata a catástrofes de los que solo disponen en la Unión Europea Italia, Francia y nuestro país.
Pero ¿a qué se enfrentan, desde el punto de vista epidemiológico, los supervivientes del terremoto?. "Cólera, fiiebre tifoidea, problemas respiratorios derivados de la intemperie y frío, así como la alimentación deficiente durante los primeros días", responde.
Pero también "a problemas psicológicos, inclusive suicidios". De momento "la hipotermia, la infección secundaria de heridas, la gangrena que requirió amputación, la sepsis, el síndrome de dificultad respiratoria del adulto (SDRA), la falla de múltiples órganos y el síndrome de aplastamiento han sido las complicaciones más frecuentes reportadas después de terremotos severos", recuerda.
El Hospital español, integrado por casi un centenar de profesionales, se encuentra "prácticamente listo para estar operativo en su totalidad", cuenta el galeno ceutí. Se trata de un hospital capaz de atender 200 personas diarias y de realizar siete intervenciones quirúrgicas de gran calado y otras 15 de menor importancia, según los datos de la Agencia Española de la Cooperación Internacional al Desarrollo (AECID).