"Qué lo que ocurrió hace 85 años a Sánchez-Prado y a quienes fusilaron con el, sirva para unir a todo en contra de quienes quieren tomar el poder por la fuerza y expulsar el poder a los Gobierno elegidos por las urnas" es el mensaje que Juan Carlos Pérez, secretario general de UGT ha querido lanzar durante el acto en el que se han depositado flores, como cada año, en el aniversario de la muerte de los policias de la escolta del Alcalde y médico, asesinado por el Régimen.
Cargando contra la ultraderecha y haciendo alusiones a las escenas del Capitolio en Estados Unidos, ha recordado el golpe que arrebató el poder al legitimo Gobierno salido de las urnas en España, llevandose consigo la vida de muchas personas, algunos representantes electos del pueblo, y personas que cumplian con su obligación.
Porque hay que recordar que junto a Sánchez Prado fueron fusiladas otras 7 personas. Francisco Martos Hernández, y 6 guardias municipales cuya misión era proteger al alcalde: Juan Salvo, Enrique Caliani, Víctor Sánchez, Cecilio Fernández, Julio Pardo, y Prudencio González.
En el homenaje ha estado presente Alfonso Gonzáles hijo de Prudencio, quien ha relatado de forma muy vivida y emotiva cómo vivión aquellos momentos, en los que el tenía 10 años, pero que recuerda perfectamente. Su padre llegó de Caceres a Ceuta como militar para luchar en la Guerra de África "un español que vino a defender España". Aquí conoció a su madre y se quedó, para convertirse en policia, "guardia municial"
Trabajó como escolta del alcalde, y cumplió su obligación de defenderlo, motivo por el que fué hecho prisionero. Alfonso cuenta como el Coronel Juez que dirigió el proceso, y ante el que su madre suplicó por la vida su su padre, ordenó desalojarles, espetando a los guardias civiles "echad a estos rojos de aquí"
Tras la muerte de su padre, su familia pasó hambre, un día al volver del colegio se encontró con los colchones en la calle, les había desalojado. Un colegio que tuvo que abandonar pronto, porque pasaban hambre, y si no había dinero para comer, no cabía estudiar. Comieron gracias a que una persona se apiadó de ellos y le busco un comedor social en el Príncipe al que acudian cada día desdes el Morro. Cuenta... toda una historia sobre la injusticia, que pone la carne de gallina, y de la que se podría hablar mucho, mucho más.
Una historia, una de muchas, a las que se refería Juan Carlos Pérez que, no hay que olvidar, para no se vuelvan a repetir.