martes. 16.04.2024

Democracia o Atapuerca

Mas de dos siglos después España sigue ensalzando a traidores y corruptos, y “matando” liberales. No es que nuestros políticos nos estén queriendo situar en un ambiente guerracivilista porque entiendan que eso sirve a sus intereses, tanto a los de un lado como a los de otros, no; creo que esa no es la situación. La situación es que hoy, como entonces, aquellos grupos que detentan el poder económico se han aprestado a movilizar al “pueblo”, al que controlan económicamente, para que éste les muestre su adhesión incondicional. Entonces los grupos dominantes eran la nobleza y el clero, hoy el PP y el PSOE. Aquellos querían restaurar el absolutismo con la connivencia de un Rey traidor como fue Fernando VII. Estos quieren mantener a toda costa el bipartidismo. Para ello los primeros propiciaron en el siglo XIX que nos invadiera Francia, recuerden los Cien Mil Hijos de San Luis. Los segundos en el siglo XXI han propiciado la traición dentro de Ciudadanos aprovechando que el Pisuerga pasaba por Valladolid. Por otra parte, la presión europea y la inconsistencia del Sr. Iglesias está generando las “contracciones” para la expulsión de la extrema izquierda del gobierno de España.

 

Tras las maniobras de los absolutistas se abolió la primera constitución española, la de 1812, obra de los liberales, y comenzó en España la llamada históricamente Década Ominosa (1823-1833). La derecha absorbe a la extrema derecha y la izquierda al extremo izquierdo, eso es lo normal, por más que el PP nos quiera vender, y los españoles les compren, que lo que lo que está absorbiendo es el centro-derecha. La diferencia sustancial está en que mientras a comienzos del XIX el absolutismo era completamente predominante en nuestro entorno, ahora no solo hay grandes gobiernos liberales, de centro, en Europa, como Francia, Austria, Bélgica, Finlandia y Luxemburgo; sino que además todos los gobiernos que conforman la UE están gobernados por coaliciones en los que hay un partido de centro con mayor o menor presencia. En nuestro país más de 17 millones de personas están gobernadas por coaliciones en las que está Ciudadanos, coaliciones que crearon gobiernos estables -incluido el de CAM que dinamitó el irresponsable ego de la Sra. Ayuso- tanto con el PP como con el PSOE, como es en este último caso en de Castilla y León, no solo en comunidades también en muchos ayuntamientos. Así mismo hoy por hoy, el Parlamento europeo cuenta con un grupo liberal fuerte y muy activo, en el que está Ciudadanos. Al igual que ha sucedido en España, hasta ahora, en Europa las coaliciones en las que está un partido de centro unas veces se hacen con partidos tanto del espectro político de la derecha como de la izquierda, y nadie se rasga las vestiduras. En Italia incluso han constituido un gobierno de “concentración” entre todos los partidos con representación parlamentaria para luchar unidos contra el virus… Las maniobras de los absolutistas supusieron una gran involución para nuestro país, llegándose a la quiebra económica del estado (La Hacienda Real); las del PP y el PSOE ya iremos viendo a donde nos llevan. La Sra. Ayuso, que ha convocado elecciones en la Comunidad de Madrid porque quiere “la absoluta” conforme ella misma ha dicho, dista muy poco de la catadura moral de Fernando VII. Otra gran diferencia es que hoy tenemos una Monarquía Constitucional y un Rey que da sobradas muestras de actuar siempre en defensa de la legalidad constitucional y en interés de todos los españoles.

 

Recoger traidores de Ciudadanos y conspirar con ellos para intentar destruirlo no es unificar el “centro-derecha”. Tapar la corrupción por encima de todo para mantener el poder putrefacto de 26 años de gobierno en Murcia no es algo encomiable. Que el ansia de poder de una señora haga caer un gobierno estable a cuya Consejería de Economía- dirigida por Ciudadanos- le han dado un premio por su gestión durante la pandemia, no es honorable; y que el PP es un partido corrupto -el partido y no solo sus miembros condenados- no lo digo yo, lo dicen los tribunales de justicia, igual que lo dicen de algunos dirigentes del PSOE. Que la opinión pública parezca entender como mas grave una moción de censura en un ayuntamiento y región como Murcia, que la vergonzosa compraventa de voluntades que está haciendo el PP para tapar su corrupción es éticamente inaceptable, se sea del color político que se sea. Pero como bien decía Quevedo el dinero “hace propio al forastero, /poderoso Caballero/es don Dinero”. Recoger basura del centro político no tapa la pestilencia que desprende el PP de la calle Génova, sino que la acrecienta. Ejercer la corrupción política comprando voluntades no es libertad. El síndrome de Diógenes, acumular basura, no es un comportamiento democrático sino todo lo contrario, conduce a nuestro país a la “Atapuerca política”.

Democracia o Atapuerca