jueves. 10.10.2024

Un llamamiento a la unidad

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Agentes de la Guardia Civil desplegados en la playa del Tarajal ante la entrada masiva de inmigrantes / Mohammed Ettouileb

Ceuta se encuentra en un punto de no retorno debido a la creciente presión migratoria. La Ciudad está viviendo días de tensión extrema, como bien ha dicho la Delegada de Gobierno, Cristina Pérez, con un flujo de llegadas que está desbordando los servicios, poniendo a prueba la capacidad de respuesta de las autoridades y de nuestros cuerpos policiales.

La falta de unidad de algún partido político agrava muchísimo la situación tan tensa que padece nuestra urbe. Mientras las instituciones locales y nacionales discuten sobre las medidas que se deberían tomar, la frontera ceutí sigue siendo un punto débil en el sistema de control migratorio de España. Esta división política genera una sensación de incertidumbre que dificulta la implementación de soluciones efectivas.

Por otro lado, las fuerzas de seguridad se encuentran al límite de sus capacidades. Agentes de la Guardia Civil y Policía Nacional están trabajando sin descanso para contener la oleada migratoria; se trata de una situación insostenible. La falta de recursos sumada al desgaste físico y psicológico, están pasando factura a estos profesionales, que se enfrentan cada vez a una tarea más compleja.

La ciudadanía ceutí vuelve a revivir con preocupación esta crisis. El miedo a la inseguridad y la saturación de los servicios públicos están generando un clima de tensión social. Es urgente encontrar una solución a este problema tan difícil, que permita garantizar la seguridad de los ciudadanos y nuestros policías en esta gestión humanitaria de la inmigración.

Hay que tener muy claro que existe un juego de intereses en esta crisis migratoria poniendo de manifiesto la complejidad de las relaciones entre la Unión Europea, España y Marruecos. La Ciudad, situada en el norte de África, se ha convertido en un punto focal de las tensiones migratorias en el mediterráneo. Las políticas migratorias de la UE influyen en la situación de Ceuta y debe dejar claro el papel que desempeña Marruecos en la gestión de flujos migratorios.

El impacto de las políticas migratorias de la UE sobre Ceuta debería estar destinado a gestionar los flujos migratorios y establecer una política común de asilo. Sin embargo, estas políticas han sido objeto de numerosas críticas, especialmente en lo que respecta a su implantación en las fronteras exteriores. La Unión Europea ha externalizado en gran medida el control de sus fronteras a países terceros, como Marruecos, a través de acuerdos bilaterales. Esta estrategia está teniendo consecuencias directas para Ceuta, ya que ha convertido a nuestra urbe en una especie de primera línea en lucha contra la inmigración regular.

La falta de solidaridad entre los Estados miembros de la UE en la distribución de los solicitantes de asilo ha generado tensiones y está dificultando la implementación de una política migratoria común, priorizando la seguridad fronteriza y la lucha contra la inmigración irregular, en detrimento de los derechos humanos y la protección de los solicitantes de asilo.

¿Favorecen estas políticas a Ceuta? No, lo único que han generado es una situación compleja para nuestra Ciudad. Por un lado, están contribuyendo a aumentar la presión migratoria sobre la misma, al concentrar los flujos migratorios en un punto geográfico concreto. Por otro lado, han limitado las posibilidades de desarrollo económico de Ceuta, convirtiéndola en una frontera fortificada.

A lo referente al papel de Marruecos en la gestión de flujos migratorios, su cooperación con la UE, supuestamente es fundamental para controlar la inmigración irregular y evitar que los migrantes alcancen las costas europeas. Lo peligroso de todo esto es que el país vecino utiliza cuando quiere la cuestión migratoria como herramienta de negociación con la UE, como se pudo observar durante la crisis de mayo del 2021. ¿Cuál se supone que debería ser el rol a desempeñar por Marruecos? Debe asumir con mayor responsabilidad la gestión de los flujos migratorios, pero esta debe ir acompañada de un mayor compromiso de la UE en términos de cooperación y desarrollo, estableciendo un diálogo más constructivo entre ambos actores.

Propuestas que se deberían poner sobre la mesa, pasan por reformar de inmediato el Pacto Europeo sobre la migración y asilo, garantizando una distribución justa de los solicitantes de asilo entre los estados miembros y reforzar mecanismos de solidaridad. Fortalecer las vías legales de la migración con programas de reagrupación familiar y visados de trabajo. Concluyendo, la crisis migratoria en Ceuta es un desafío complejo que requiere de una respuesta coordinada y a largo plazo. La UE, España y Marruecos deben trabajar juntos para encontrar soluciones sostenibles y duraderas.

José Antonio Carbonell Buzzian

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