jueves. 10.10.2024

No hay peor ciego que aquel que no quiere ver

Comenzaré mi artículo de hoy rindiendo un sincero homenaje a los más de 200.000 contagiados y 20.000 fallecidos “reconocidos” por el covid19 a fecha de hoy. Porque jamás deberíamos olvidar que no son solo números, son personas con historias propias, con familia y amigos, que han sufrido, en la mayor soledad, una enfermedad terrible. Y mientras tanto, nuestro Gobierno ni siquiera es capaz de decretar el izado a media asta de banderas oficiales en señal de respeto, duelo y luto.

 

Recordemos como gobernantes anteriores decretaron el estado de luto nacional en numerosas ocasiones: fallecimientos de ex presidentes del Gobierno, y políticos excepcionales, atentados terroristas, accidentes aéreos, y un largo etcétera. Sin embargo, la muerte de más de 20.000 personas en menos de un mes no es motivo suficiente para que Pedro Sánchez decrete un estado excepcional en las peores circunstancias de nuestra historia más reciente. ¿O es que algunos de vosotros recordáis una situación similar?

 

Aunque puestos a recordar, vienen a mi memoria impactantes imágenes de “dolor” protagonizadas por muchos de los que hoy ocupan puestos de responsabilidad en el Gobierno social-comunista de España.  Personajes tan irresponsables y hechos a las algaradas callejeras que al segundo día en el que, desde todos los balcones del país, se aplaudía el heroísmo de quienes luchan desde la primera línea de la crisis sanitaria, ya organizaban caceroladas paralelas contra la figura de S.M. El Rey.

 

Quienes hoy dirigen nuestro país han protagonizado algunos de los momentos más violentos de nuestra democracia, aunque siempre contra gobiernos del Partido Popular. Por ello, no tengo ninguna duda de que si Pablo Casado fuera el inquilino de la Moncloa no solo no habrían apoyado el estado de alarma, sino que habrían ocupado nuestras calles al grito de “fascistas” argumentado en un supuesto atentado contra la democracia y las autonomías, calificándolo como la antesala de un golpe de estado militar, y habrían llamado a la movilización y la guerrilla callejera.

 

En definitiva, nos encontramos en las peores manos para enfrentarnos a la peor crisis de los últimos años. Y no es una afirmación personal, también lo afirman los principales medios de comunicación del país: “España supera las 20.000 muertes por coronavirus”, “Pablo Iglesias divide al Gobierno al exhibir su poder ante los ministros José Luis Escrivá y María Jesús Montero”, “El Gobierno aparca la ley de transparencia y oculta a quién compra el material sanitario” o “Juristas y expertos constitucionalistas rechazan que el estado de alarma permita limitar la libertad de información para evitar los bulos”. No hay peor ciego que aquel que no quiere ver.

No hay peor ciego que aquel que no quiere ver