viernes. 29.03.2024

Lapidario

Generalmente no se me ocurriría recordar a un difunto empezando por la palabra “lapidario”, me parecería de mal gusto y de un humor negro que traspasa algún límite reñido con mi estilo de comunicarme, pero desde estas líneas a quien rendimos merecidísimo homenaje con gran pesar es al grandísimo Antonio Gasset Duvois, entre otras cosas referencia en España del mundo del cine.

El conocido periodista de cine se hizo célebre por su trabajo en el programa “Días de Cine”, del que fue presentador y también director de1994 hasta 2007. También participó en el programa “Off Cinema' de La 2 a partir de 2004, que tenía como motivo la divulgación de las películas independientes (la 2 de la época era su lugar, imposible otro hueco para este espíritu libre en otra cadena pública o privada, y a pesar de ello, ni siquiera salió bien de RTVE). Se trata de la pérdida de uno de los profesionales más recordados y reconocidos del sector, al que ha dejado bastante huérfano a los 75 años de edad.

Su humor basado en la fina ironía y en algunos casos el descaro de lo políticamente incorrecto para tratarse de un programa serio de corte cultural hacía las delicias de los espectadores, levantando polvaredas de risas y aplausos semana sí y semana también. Y semejante efecto fan que tenía el artista, teniendo en cuenta que no tuvo su momento profesional en la época de las redes sociales, ni siquiera de Internet en general, y se nutría del boca a boca y básicamente de reproducciones en youtube de sus momentos míticos para generaciones posteriores que recomiendo encarecidamente para que el respetable sea consciente del calibre de tipo con personalidad irrefrenable del que estamos hablando.

Además, el ilustre Antonio Gasset, familia del escritor y filósofo José Ortega y Gasset, ilustres todos, también fue actor en películas del director Iván Zulueta: Un, dos, tres... al escondite inglés y Arrebato.

Siempre sostuvo que no pretendía con sus polémicas palabras ni ofender a base de corrosivo hachazo verbal, ni llevarse mayor foco que el de un presentador que aporta la entradilla de un programa, ni la notoriedad que tuvo durante los años que le duró el show semanal en el que tenía unos minutillos para hablar con libertad, sino simplemente decir lo que le iba saliendo del alma y ser él mismo, algo que no ha abundado nunca en el medio audiovisual.

Apasionado y entendido del cine, uno de sus grandes amores, llevaba tiempo si aparecer en público, entre otras cosas para no despotricar demasiado de los derroteros que está tomando el denominado Séptimo Arte.

Para la historia de nuestro cine su “Madre mía, lo que hay que oír”, tras una crítica positiva en su propio programa a una cinta de Tarantino, o perlas como “Soy consciente de que a la hora de emisión de mi programa solo puede ser visto por un puñado de politoxicómanos insomnes”, “Comenzamos con una película de las llamadas ‘polémicas’, que quiere decir que a unos les gusta y a otros no, como todas”, o “Hasta el próximo programa. No sabemos ni qué día ni a qué hora nos pondrán, de modo que estén atentos”. Como esas, mil, siempre con cara impasible, de este genio independiente, extremadamente sentimental, de bella sensibilidad y mordaz librepensador con una mata de pelo en la cabeza que compensaba los que no tenía en la lengua. El adiós desde estas líneas para alguien realmente admirado.

 

JUAN CARRASCO DE LAS HERAS → [email protected]

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