Disponible en Movistar+, me dio el otro día por echar un vistazo al documental francés sobre las zonas comunes de las carreras cinematográficas de Pedro Almodóvar y de Antonio Banderas (paradójico, pero no podía ser de otra forma). Dirigido por Nathalie Labarthe, el proyecto es una visión personal e intimista de los puntos comunes y también de los desencuentros del Actor y del realizador, cuyas influencias en el trabajo del otro son evidentes, reconocidas y se podría decir que altamente positivas para el mundo del cine.
El documental trata desde los inicios, la primera de las películas del realizador (de un total de 8), que suele centrar sus historias en personajes femeninos, pero que en Banderas encontró la clara inspiración para encarnar la particular visión del autor de la masculinidad.
Pero llegó un momento en que Banderas dejó a Almodóvar (así lo dijo el propio director), para hacer las américas, y veinte años sin trabajar juntos, y obsesiones, y desencuentros, y el reencuentro con el morro blanco… y finalmente la obra cumbre de ambos juntos, con el magnífico trabajo de ambos en Dolor y gloria, que refleja un nivel de madurez profesional y de conocimiento mutuo sin el que hubiese sido imposible este difícil trabajo.
Este interesante documental, que apenas dura una hora, teoriza sobre algún que otro tema sobre el malagueño y el manchego, a la vez que analiza someramente sus trayectorias por separado y las opiniones del otro sobre las mismas. Se trata de un producto de muy cómodo consumo, recomendable y que aporta una vuelta de tuerca a dos personalidades más que analizadas.
El estreno coincide con los 40 años que hace ya que se estrenó Laberinto de pasiones, precisamente la citada primera película juntos, con todo lo que supuso la irrupción en el mundo del arte rompedor y chabacano de Almodóvar, casi siempre con un papel ideal para un jovencísimo Banderas en el guion. Tras esta primera toma de contacto, llegaron títulos como Matador, La ley del deseo y Mujeres al borde de un ataque de nervios. Mucho más cercanos nos quedan sus trabajos de reencuentro, La piel que habito, de resultado cuestionable y por debajo de las expectativas del evento, y finalmente en 2019 ese Dolor y gloria que los mimetizó hasta transformarlos en la misma persona gracias a Salvador, alter ego de uno y construcción del otro, trabajo de ambos...
Cierto es que resulta, si no supiésemos como funciona España y el mundo del cine en nuestro país, ver una producción francesa sobre dos de los más exitosos rostros de nuestro arte, pero a fin de cuentas, hablamos de un tema que no tiene nacionalidades, y precisamente ser tan internacionalmente reconocidos les ha reportado dentro de nuestras fronteras tanto “dolor y gloria”…
JUAN CARRASCO DE LAS HERAS → [email protected]