sábado. 20.04.2024

La ciudad invisible

Una noticia nos ha sorprendido en las últimas horas: los buques gasísticos y petroleros rusos, con destino a China, están haciendo maniobras de suministro frente a las costas ceutíes. No se comete ninguna irregularidad, puesto que se hace en aguas internacionales y de jurisdicción aún por limitar. Y así seguiremos hasta la noche de los tiempos.

Comentaba esto con alguien, e insistí en que los portugueses de 1415 eran sabios. Algo les daba en la nariz cuando dieron luz verde a la 'tomada' de Ceuta. No, no era solo -que también: no caigamos en el error de juzgar la historia de hace siglos con la perspectiva de hoy- una guerra por la cristiandad. Simplemente, aquellos Enrique el Navegante y Juan I de Portugal pretendieron establecer desde Ceuta una base con la que buscar una ruta alternativa hacia las Indias, o al menos asegurar el comercio con el lejano oriente. Décadas después, un buscador de fortunas -posiblemente portugués; yo sostengo que catalán y judío converso- se reunió con los Reyes Católicos. Se llamaba Cristóbal Colón....

Me venía a la memoria, de igual modo, aquello de la Operación Félix. Hitler también fue consciente de la importancia estratégica del Estrecho y quiso mermar la potencia del Reino Unido en la entrada y/o salida del Mediterráneo. El objetivo era la conquista de Gibraltar. Al no terminar de cuajar aquello en el famoso tren de Hendaya, se planeó cruzar una España en llamas para asaltar por tierra el Peñón. ¿Qué lo impidió?. El ancho de los trenes y el movimiento de tropas  de infantería hacia el frente soviético. Mi padrino, fallecido hace ya algún lustro, siempre recordaba que "el peñón era un mixto" la noche en que los alemanes trataron, en vano, de someterlo por aire¿Les suena eso de que Europa empieza en los Pirineos?. Ya conocen una de las teorías sobre su origen.

Ceuta, pues, sigue siendo un testigo privilegiado de la historia. Una ciudad invisible, como la comparsa que mi admirado Antonio Martínez Ares -otra cosa es que comparta con el todas sus opiniones o letras: hasta ahí podríamos llegar- presenta este año al concurso del Falla. Sigo soñando con el día en que el resto de España y Europa la descubran de verdad. Pero, quizá, para ello los primeros que debamos descubrirla seamos los propios ceutíes. Negándonos a comprar el pisito "para el día en que pase algo", evitando ser más papistas que el papa o alabando todo lo que venga de fuera simplemente por no ser de aquí. Aquello de la complicada ciencia de la Ceutología, ya me entienden...

La ciudad invisible