viernes. 29.03.2024

Lástima de Tezanos, presidente Sánchez

Pedro Sánchez ha estado a la altura en la crisis de Ceuta. Lo digo sin dobles sentidos ni ironías: visitó la Ciudad como presidente del Gobierno a las horas de desatarse la crisis, acompañado del ministro de Interior. Ofreció un discurso institucional antes de eso, y la postura del Ejecutivo ha sido firme en cuanto a la integridad de España y sus fronteras.

 

Dos de sus secretarios de Estado han estado recientemente en la ciudad, buscando fórmulas para mejorar el 'anclaje' de Ceuta en la Unión Europea, como decía la ministra González Laya. Y sus eurodiputados votaron favorablemente una moción, en la Eurocámara, que servidor suscribiría de arriba abajo, sin dobleces.

 

Sánchez tampoco es un mesías ni ha hecho nada que no esperase de un presidente del Gobierno. Pero han sido tantos los desprecios, tantas las bocas pequeñas, tantos ahora no toca... Desde aquel julio de 2002, no había sentido tanto respaldo por parte de un Gobierno. Entonces, Aznar. Ahora, Sánchez.

 

Pero siempre, como decían los antiguos, hay alguien dispuesto a pinchar el globo. Alguien que, entiendo, pertenece a esa generación que confundió las churras con las merinas: cuanto menos España, más progre. Ceuta y Melilla eran "anacronismos del pasado", que había que entregar al vecino de abajo en una ceremonia absolutamente disparatada de la confusión: en contra de la historia,la voluntad de ceutíes y melillenses, la jurisprudencia propia y la legislación internacional.Ojo, que no es sólo parte de la izquierda: Manuel Fraga Iribarne también compró esa falacia en su famoso Libro Blanco.

 

Los acontecimientos de las últimas horas nos deben servir como señal de alarma. Un puñado de encuestadores, con la misma técnica que un programa del corazón o un par de estudiantes de Primaria, pregunta si Ceuta y Melilla son "tan españolas como Málaga y A Coruña" y si seguirán siéndolo. Pertenecen al Centro de Investigaciones Sociológicas, de carácter público. Es decir, y hablo como contribuyente: pago impuestos para que me insulten en mi cara.

 

Pago impuestos para que me insulten, porque el mero hecho en sí de preguntarlo es ir en contra de la propia Constitución del 78 o del tratado de Descolonización de los 60: aquel que supone la ratificación de la españolidad de Ceuta y Melilla precisamente por no incluirse a ambas ciudades en el lote que, en el caso de nuestro país, formaban Fernando Poo, Rio Muni, Sáhara Occidental y Guinea Ecuatorial.

 

Pago impuestos para que me insulten, puesto que se siembra la duda: justo lo que Marruecos quiere. Que cale, cual lluvia fina, la idea de que Ceuta y Melilla son pero no son. Que son familia, pero mejor que no se sienten a la mesa sino que les preparen algo en la cocina rapidito y que se vayan, no sea que estorben mucho. Y, pensarán aquello de que "somos tan traviesos que vamos a hacer una preguntita capciosa para ver cómo reacciona la gente". Calderería de brujos con dinero público.

 

Ello no nos debe separar de un debate que, en mi caso, me parece interesante. ¿Cómo vender, qué labor pedagógica nos queda por hacer en el resto de España para que se nos vea tal cual somos, sin edulcorantes ni añadidos?. La encuestita de las narices llega, justo, en el momento en que España y Europa estaban comenzando a entender que lo que pasa en Ceuta y Melilla no pasan en territorios extraños. Lo que se juega en Ceuta y Melilla es el propio concepto de España y la Unión Europea.

 

El próximo día 1, hara 23 años que ejerzo esta profesión. Nunca he pedido la dimisión de un sólo cargo público: no por falta de ganas, sino porque considero que para eso están los políticos, colectivos afectados por la decisión que fuere y sindicatos. Mi labor es la de dar voz a quien quiera hablar.  Pero siempre hay una primera vez. José Félix Tezanos no puede seguir siendo, ni un día más, el director del CIS. Y desconozco si la Ciudad Autónoma tiene algún tipo de convenio u acuerdo con el organismo, pero debe romperlo inmediatamente mientras ese bulto sospechoso siga estando al frente.

 

Los experimentos, con gaseosa.

Lástima de Tezanos, presidente Sánchez