jueves. 28.03.2024

Los "héroes" olvidados

Siempre quise/envidié para España la tremenda capacidad de los norteamericanos para contar 200 veces la misma historia desde 200 panoramas diferentes. Es una sensación que, les confieso, se acrecienta en estas épocas del año, cuando la industria cinematográfica pone el turbo en la maquinaria de premios y nominaciones. Raro es algún año sin ninguna referencia histórica: bien a la Guerra Civil yanqui, a la II Guerra Mundial o, como parece moda desde El discurso del Rey en adelante, a los nervios de acero mostrados por la realeza y dirigencia británicas durante el asedio nazi a Gran Bretaña.

 

 

El cine sigue siendo un buen método para acercarnos a nuestra historia. Aunque muchas veces esta no sea tan lustrosa como se nos ofrece en la pantalla. Es el caso de Lucky Luciano; un mafioso evocador, pero sin cuyo concurso hubiera sido directamente imposible el Desembarco aliado en Sicilia. Andaba el Gobierno norteamericano preocupado porque los barcos se le hundían siempre a determinada altura en sus viajes hacia Europa. Luciano, en prisión, decidió enviar un sangriento mensaje, que no era otro que hundir un crucero francés causando una infame tragedia. El mensaje, sin embargo, fue bien entendido: aún en la cárcel, en el puerto neoyorquino mandaba el. La Inteligencia captó la esencia y en cuestión de meses los “infiltrados” nazis entre el gremio de estibadores habían, literalmente, desaparecido del mapa. Meses después, el Estado Mayor tuvo que recurrir de nuevo a esa peligrosa amistad: Sicilia tenía que caer. Los honorarios fueron una zona libre de impuestos para traficar con drogas, juego y mujeres en un pueblecito de Nevada llamado Las Vegas y un buen número de “primos” de Luciano reconvertidos en alcaldes bajo el paraguas de la democracia cristiana. Es decir, encima no eran comunistas. Andreotti ya tocaba las palmas en aquel sarao, por cierto.

 

La literatura, primero, y el séptimo arte después se conjugaron para contarnos esta historia ampliada y regalarnos no solo la más colosal trilogía de todos los tiempos sino la mejor lección de Economía de la historia; saber entender cada escena de El Padrino debería convalidar asignaturas en las Facultades de Historia Contemporánea o Ciencias Económicas de medio mundo. España, sin embargo, sigue olvidando a Blas de Lezo, Juan Pujol,  Al Idrissi o Ali Bey; hicimos una película sobre Sanz Briz que mejor nos la hubiésemos ahorrado y se tiran a la basura una genialidad como El Ministerio del Tiempo o la interesante El Caso. Lástima que una industria con tantas posibilidades ande, en muchos casos, tan perdida en el victimismo que solo genere indiferencia, a horas de su teórica gran fiesta

 

PD: Antes del momento “subvención”, recordar que Ford Coppola y Al Pacino tuvieron un ultimátum. Aquella escena del restaurante y la pistola en el baño salvó los muebles en el último minuto.

 

 

Los "héroes" olvidados