martes. 15.10.2024

¿Ceuta también es una nación?

No pretendo con este artículo revivir mi impresión de lo que Pedro Sánchez, como Secretario General, ha hecho y pretende continuar haciendo. Tampoco, por ahora, voy a plasmar el sentimiento huérfano que tengo desde que Eduardo Madina decidiera abandonar la política, ni mucho menos voy a recalcar la decepción y tristeza que siento al ver secuestrado el PSOE de Ceuta.

 

A diferencia de quienes no dudaron en acribillarnos por hacer uso de la democracia representativa, le tengo un profundo respeto a la militancia y a lo que ésta decidió, pero eso no me limita poder opinar sobre aquello que creo que es mejor para mi partido, sobre todo para mi ciudad.

Jamás pensé que nos encontraríamos ahora debatiendo sobre el concepto de nación, mayormente porque soy consciente del trabajo que supuso llegar a un acuerdo que se plasmó en la Declaración de Granada, un acuerdo hecho desde el sentimiento cultural, desde la identidad, pero sobre todo desde la igualdad. Mucho menos creía que al final acabaríamos, con todo lo que realmente es necesario modificar, dudando del artículo dos de la Constitución.  

 

Demasiadas brechas abiertas que jamás desaparecerán por mucho que queramos ahora insertar el concepto de Estado Plurinacional. Un concepto que, hasta el momento, nadie se ha atrevido a definir y que lo único que hará es agravar más esta disparidad. 

 

¿Por qué? Porque todos los dirigentes del PSOE saben que el reconocimiento de nación no puede favorecer la diferencia entre la ciudadanía en función de dónde resida. Y claro, ¿ qué papel juega Ceuta? ¿Alguien se acordará de nosotros a la hora de delimitar las competencias de las diferentes Administraciones? ¿Si Madrid, como Comunidad Autónoma, puede ser una Nación, o todas las naciones son España, nosotros como Ciudad Autónoma seremos región dentro de una Nación? ¿ Micro Nación?

 

Todo esto irónicamente hablando, por supuesto. 

 

Para poner un poco en antecedente, voy a plasmar lo que intento incluir siempre en todos los documentos y que ya ha sido objeto de meditación.

 

“Nuestra singularidad por nuestra situación geográfica, la exclusión de la Unión Aduanera, nuestro Régimen Económico y Fiscal o nuestro Estatuto de Autonomía, hace necesario que se nos otorgue un tratamiento específico y estable. Necesitamos un acuerdo que garantice la estabilidad en el contexto geográfico y que ayude al desarrollo económico mediante una acción conjunta sobre los grandes temas que nos preocupan. Nadie duda de que hemos sido los promotores en el acuerdo de la Comisión Mixta Congreso-Senado para la Unión Europea, donde quedaron recogidas una serie de especificidades para Ceuta que tenemos que seguir trabajando, pero que hasta momento nadie ha querido socavar”.

 

Ahora, acabamos de vivir el Día de Ceuta y ha existido unanimidad a la hora de querer asumir más competencias. En mi caso, como docente,  siempre insisto en la educación, debido a que deciden por nosotros y ni siquiera tenemos asiento en la Conferencia Sectorial. Tampoco estamos en el Comité de las Regiones o, por poner un ejemplo más drástico, ni siquiera las personas enfermas de cáncer pueden darse radioterapia en nuestra ciudad, teniendo que cruzar el barco todos los días. Por eso, cuando escucho hablar de la igualdad territorial me hace gracia, mayormente en los momentos donde observo que existen documentos donde ni siquiera nos nombran. 

Además, ¿quién va deslindar este encaje? ¿El Grupo Parlamentario Socialista, la Comisión Ejecutiva Federal, el Comité Federal?

 

No sé, a veces creo que nos aferramos al poder con medidas que tienen un coste elevado. Y no podemos estar en una balanza sin equilibrio, mucho menos perder el norte y el sentido de lo que siempre hemos sido.

 

Se llama proyecto, se define sentido común.  

¿Ceuta también es una nación?