jueves. 28.03.2024

"No te lo vas a creer, pero hace un rato estaba en el pantano remando". Es la primera confidencia que nos hace José Ramón López Díaz-Flor en un día emocionante para el. "Cada vez que vuelvo a Ceuta, me acerco por el pantano. Y aquello sigue siendo especial para mi", nos cuenta al principio de la entrevista. Un rato después de su reencuentro con el Renegado, está elegantemente vestido para visitar el Pabellón que lleva su nombre.

 

"No es sólo inaugurar un recinto polideportivo con mi nombre, es que es la tercera vez que lo hago", cuenta con un punto de retranca. "De hecho, yo influí bastante para que tiraran el antiguo. Aquello estaba deteriorado, los materiales no eran lo suficientemente buenos" para estar al lado del mar. La humedad, que todo lo carcome.

El niño que fue "nunca pudo, en efecto, imaginar que esto fuera posible algún día. Pensar que dentro de unos años la gente pasará por aquí, preguntará quien fue Díaz-Flor... Es emocionante", admite, antes de advertir que "voy a ser muy crítico con lo que vea. He visto fotos y videos, pero necesito ver cada cosa en su sitio. La entrada me gusta". Cumple su palabra. Le preocupa la escasa ventilación que hay en la pista polideportiva.

"Yo empecé con unas barcas, en la Ribera o el Chorrillo, que nos hacíamos nosotros. Pero siempre tuve muy claro que iba a ser piragüista. Por una razón muy sencilla: en Ceuta, en aquella época, o se te daba bien el fútbol o no había nada que hacer", refiere. Y le dio la vuelta a la historia: campeonatos del Mundo, triunfos en el Descenso del Sella o la célebre medalla olímpica en Montreal 76. Hablamos de una época en la que España se acostumbraba a ir a Juegos Olímpicos y no traer medalla ninguna. La del mítico K-4 en Canadá era la primera plata, por ejemplo, desde Helsinki 1952. Y entre ambos Juegos,sin incluir la medalla del ceutí, España logró la friolera de dos medallas de bronce.

Ceuta "para mi es todo, mi  familia, mis orígenes...", confiesa. Y posteriormente, recuerda  a uno de los fundadores de Los Delfines "a los que habrá que darle su reconocimiento". Un "gallego que llegó a aquí, y no quiso salir más. No tenía el corazón partido, sino compartido". Su padre. Don José López-Silvarrey.

Díaz-Flor: el mito que volvió al pantano esta semana