Poco después de las 7 de la tarde se han abierto las puertas del santuario de Nuestra Señora de África. Un momento que se llevaba fraguando mucho tiempo. La Virgen ha salido ante un sol que le rendía homenaje a la plaza. En su traslado por el Paseo de las Palmeras hasta la plaza de la Constitución ha estado acompañada por una enorme cantidad de público que llenaba terrazas y calles, como pocas veces visto en Ceuta.
Una hora después de la salida de la Alcaldesa Perpetua de Ceuta, se han abierto otras puertas, las de la catedral. Era el momento de rendir homenaje y pleitesía, con orgullo y fervor. Poco a poco, acompañadas de los ritmos solemnes de bandas de música, locales y foráneas, de cofrades y devotos, de ceutíes y visitantes, y de la Legión, las imágenes marianas de todas la cofradías de Ceuta han comenzado su procesión por la calle Jaudenes hasta la plaza de la Constitución, donde aguardaba su justa deferencia, la de África, la Patrona de Ceuta.
El Rocío y Las Lagrimas, hoy de alegría. Las Penas y Los Dolores y vueltos en dicha. La Amargura convertida en felicidad. Han acompañado a La Caridad, El Amor, y La Esperanza, en su lento desfile antes la Augusta Señora. Hoy no ha habido Desamparo más que en el nombre. Junto con la Palma para que la Soledad fuese compañía, y se transformase el Mayor Dolor en Mayor Emoción. Y los Remedios… remedios son.
Pero todo lo que empieza acaba, aunque ha habido tiempo para el gozo, una a una, las Hermandades y Cofradías han visto alejarse a Nuestra Señora de África a medida que cruzaban el Paseo de las Palmeras o del Revellín, para volver con el deber cumplido con gusto, a recogerse.
600 años de la historia de Ceuta han contemplado desde su trono en la Plaza de la Constitución, como otro capítulo histórico se escribía este sábado de junio. Ninguno de nosotros lo veremos, pero no sería precioso soñar, como será ese momento 600 años después de hoy. Salve Virgen África. Salve Señora de Ceuta.