jueves. 25.04.2024
HISTORIA

Doce de diciembre: cuando el mar hizo llorar a Ceuta

Este lunes se cumple un aniversario más de la mayor tragedia marítima de la que se tiene constancia en la historia de Ceuta: la que segó 65 vidas en los isleros de Santa Catalina. Un temporal tremendo, unas decisiones erróneas tomadas en cuestión de segundo y un trauma que, 73 años después, sigue traumatizando a Ceuta.

Placa que recordaba a los marineros fallecidos en la antigua capilla del Carmen / Archivo
Placa que recordaba a los marineros fallecidos en la antigua capilla del Carmen / Archivo

De la fiereza de los temporales en el Estrecho ya hablaba Homero en la Odisea: los estudiosos señalan que Caribdis, aquel demonio de las profundidades del mar que hundió la flota de Ulises en su regreso a Ítaca no era sino un profundo temporal allá donde acababa el mundo conocido. Es decir, en Ceuta. Sería, pues, temerario afirmar que el capítulo que hoy recordamos es el lugar con el mayor número de muertos de la historia de nuestra ciudad. Pero si, al menos, desde que hay registros. Y un relato que ha pervivido en la tradición oral, de generación en generación, de hijos a nietos. No sólo hablada: "Era un doce de diciembre, ustedes recordarán aquella gran levantera que hubo en nuestra ciudad", comienza el tétrico villancico.

En efecto, a doce días de la Nochebuena un gran temporal envuelve aquella Ceuta de posguerra, cartillas de racionamiento, boleros de Machín... y fábricas conserveras de pescado. Este es un elemento clave. La pesca se ha convertido en el modo de vida de centenares de ceutíes, bien para vender las capturas por su cuenta o para hacerlas a fábricas conserveras como las de Carranza o Lamorena, que empiezan a proliferar en la época.

Tres embarcaciones, "El Lobo Grande", "El Lobo Chico" y "Los Mellizos", se dirigen a Santa Catalina. Y ahí, el Caribdis homérico vuelve a emerger. Una maniobra mal calculada, en cuestión de segundos, sorprende a los tres barcos en una zona que no hace falta presentar. Un acantilado, lleno de pequeñas islas. Un infierno en la superficie. 65 muertos y escasos supervivientes. Volvamos al villancico: "Hijos lloran a sus padres, padres lloran a sus hijos"...

La noticia corre pocos minutos después, como la pólvora, por la ciudad. Decenas de personas se dirigen a Santa Catalina, para tratar de recibir noticias de algunos de sus familiares. Y un trauma queda para generaciones. También en el duelo. "Anita la viuda" era un personaje vestido perennemente de luto, que apenas tuvo una sonrisa para esos niños que crecieron jugando en la puerta de su casa. Lógico: su marido era el patrón de una de las embarcaciones.

No fue la última tragedia migratoria. Al contrario: en los últimos años, hemos visto en centenares de ocasiones la historia de cadáveres anónimos perdidos en la costa de Ceuta. Los hijos del hambre.  Y no es indiferencia, pero pocos hechos han calado tan en profundidad como aquel 12 de diciembre de 1949. El día en que el mar hizo llorar a Ceuta.

Doce de diciembre: cuando el mar hizo llorar a Ceuta