jueves. 25.04.2024
LITERATURA

Lidia y Miguel: mil quinientas palabras de ternura y amor

Esta semana se ha presentado el libro "Mil quinientas veces". Se trata de la primera incursión literaria de Lidia Ponce Cuadra, con un protagonista muy especial: su hijo, Miguel, un niño "genial" en palabras de su progenitora, que aprovecha para reflejar algunas vivencias compartidas con su hijo y reclamar una mayor atención a los chavales que necesitan de atención temprana por dificultades en su desarrollo.
Lidia y Miguel, durante la presentación de su libro
Lidia y Miguel, durante la presentación de su libro

Que la relación paterno-filial es uno de los grandes pilares de la literatura no es algo que vayamos a descubrir ahora. Desde aquellas inmortales "Coplas a la muerte de su padre" de Jorge Manrique a las "Nanas de la Cebolla", acaso el poema más hermoso que jamás nadie dedicó a un hijo en lengua castellana y que Miguel Hernández firmó cuando supo en la cárcel que Josefina Manresa, su mujer, vivía con tanta estrechez que solo podía alimentarse con pan y cebolla, "escarcha y cerrada", en los meses en que el hijo del poeta se alimentaba de leche materna. O, en el extremo opuesto al genio de Orihuela, se puede ser un excelso poeta y un padre cruel y despreciable, como fue el caso de Neftalí Eduardo Reyes, Pablo Neruda, que no ahorró en comentarios despectivos hacia Malva, una hija ilegítima y con malformaciones que tuvo en España.

Lidia Ponce Cuadra también ha encontrado en su hijo, en Miguel -como el poeta aquel al que la risa de su hijo le ponía alas y arrancaba soledades- un motivo para su primera incursión literaria. "Mil quinientas veces" es el cuento que ha presentado esta semana en la Biblioteca Pública del Estado 'Adolfo Suárez'. Lidia,Miguel y las "peculiaridades o genialidades" de este, nos cuenta. Miguel es "un apasionado de los números desde que era muy pequeño. Como digo en el cuento, aprendió a contar incluso antes de empezar a
caminar, y así fue. Todo lo que cuento es verídico, exceptuando la parte que dice que aprendió a contar hasta las patas de un ciempiés. En el libro hablo de sus peculiaridades o “genialidades” como las llamo yo. La genialidad que da título al cuento, fue que un día me dijo “mamá” muchísimas veces, entonces yo le dije que me había dicho mamá mil quinientas veces y él pensó que eso era muchísimo, por lo que empezó a llamarme por mi nombre, Lidia. Me sorprendió la capacidad que tuvo para llegar a esa conclusión y buscar una solución tan adecuada".

La publicación surge porque "suelo registrar (ya sea por escrito, audio o vídeo) todas esas genialidades que Miguel va regalándonos y siempre había pensado que todas esas cosas deberían ser contadas, para tenerlas como un recuerdo del niño tan especial que es.
Cuando vi en internet la publicación de un certamen de cuentos cortos por el Día de la Discapacidad, al leer el título “Yo cuento, cuenta
conmigo” lo primero que se me vino a la cabeza fue mi hijo. Empecé esa tarde a escribirlo y me encantó el resultado. Cuando me llamó el director territorial del Imserso para darme la noticia de que mi cuento había quedado ganador en mi categoría, me invadió un sentimiento de felicidad que aún permanece. Empecé a creerme que el cuento le podría gustar a mucha gente, y no solamente a las personas que conocemos y queremos a Miguel. Como dije en la presentación, para mí el cuento es precioso, pero mi opinión no deja de ser la de una madre y las madres a veces podemos no ser objetivas con lo que respecta a nuestros hijos. Después de que varias personas me preguntaran que dónde se podía comprar el libro, empecé a buscar información para poder publicarlo con una editorial. Contacté con Ezequiel de Avant Editorial y el resultado ha sido fantástico".

Miguel es un niño muy especial, por lo que Lidia reivindica más atención para ellos. "Por mi profesión se que cada vez hay más niños que necesitan acudir a Atención Temprana porque muestran dificultades en su desarrollo. Pero también sé esto como madre que ha estado en las salas de espera mientras su hijo recibía terapias. Miguel no tuvo un desarrollo normotípico en el área de comunicación y
lenguaje, por lo que todos mis esfuerzos los empleé en trabajar sobre todo en esta área. Pensé que su fascinación por los números era una oportunidad para ir poco a poco fomentando el lenguaje oral y la comunicación. Y a través de los números y del conteo, poco a poco se fue despertando su interés en comunicarse. Pienso que sobre todo las madres que se encuentren en una situación parecida, se pueden sentir más identificadas. Aunque mi realidad no deja de ser la de una madre, y tanto la maternidad como la paternidad ya son duras de por sí. Al fin y al cabo, nuestros hijos son lo más importante de nuestras vidas", concluye Lidia a la hora de hablar de estas mil quinientas veces, mil quinientas historias, mil quinientas palabras de amor y ternura.

Lidia y Miguel: mil quinientas palabras de ternura y amor