Las Jornadas Mundiales de Juventud son un evento esperado con ansias por jóvenes de todo el mundo, y los peregrinos de Ceuta no son la excepción. Desde tempranas horas de la mañana, la expedición de la Parroquia de Santa Teresa de Ceuta llegó a Campo de Gracia, buscando obtener un lugar privilegiado para el encuentro con el Papa Francisco.
El ambiente festivo y la camaradería han sido una constante a lo largo del día. Los jóvenes ceutíes han compartido experiencias con otros miles de peregrinos que han llegado desde diferentes países, creando un ambiente de hermandad y unidad en torno a la fe.
El tiempo ha pasado rápidamente mientras los peregrinos disfrutaban del concierto ofrecido por agrupaciones de diversas nacionalidades. Colombia, Francia, Filipinas, Brasil y otras naciones han mostrado su talento musical en un evento que ha sido el deleite de todos los presentes. Entre los momentos más esperados, la agrupación Hakuna se ha destacado como el plato fuerte del concierto, emocionando a la multitud con su música y mensajes de esperanza.
Sin embargo, el punto culminante del día estaba por llegar. Minutos antes de las 21.00, se corrió la voz de que el Papa Francisco se acercaba. La emoción y la expectación crecieron exponencialmente entre los peregrinos de Ceuta y los visitantes de otras latitudes.
Finalmente, el Santo Padre hizo su aparición, y el Campo de Gracia se llenó de júbilo y fervor. Los jóvenes ceutíes tuvieron la oportunidad de escuchar las palabras del Papa. La presencia del líder de la Iglesia Católica emocionó a todos los presentes y dejó una huella imborrable en los corazones de los peregrinos de Ceuta.
Este encuentro con el Papa Francisco supone un momento de reflexión y fortalecimiento espiritual para los jóvenes ceutíes. La experiencia de las Jornadas Mundiales de Juventud les ha permitido compartir sus creencias y valores con personas de diferentes culturas y nacionalidades, reforzando así su compromiso con la fe y la solidaridad. La experiencia vivida en las Jornadas Mundiales de Juventud será un recuerdo imborrable que fortalecerá su fe y su compromiso de construir un mundo más justo y fraterno.