La familia de Antonio Pacheco ha recogido hoy sus cenizas tras la incineración. Falleció a los 80 años de edad, a pocos días de cumplir los 81, algo que habría hecho el próximo 1 de enero, día de año nuevo. Sus restos mortales descansan ya junto a su padre, tal y como era su voluntad.
Pacheco se hizo acreedor del respeto de los ceutíes y de sus compañeros del cuerpo, gracias a más de 30 años como Policía Local, con destacado servicio a la ciudad de Ceuta.
Antonio había sido toda la vida "un niño de los baños árabes" habiendo vivido gran parte de su vida en la céntrica calle Simóa.

Como muchos policías de la época destacó por su espíritu de trabajo, siendo este, junto a su familiar, el eje central de su vida a la que dedicó mucho esfuerzo y gran parte de su tiempo. Se jubiló como patrullero, en los "z" de la Policía local, amando su trabajo en la calle y no llegando a pasar nunca por oficina. Su hijo más pequeño asegura que "se hubiera marchitado encerrado".
Sin embargo, Pacheco también ha destacado en su faceta de artista, dedicado a la pintura, arte en el que logró una gran maestría, creando numerosos cuadros, bodegones, retratos, paisajes. Algo a lo que siempre estaba dispuesto a ofrecerse, a pintar un retrato, por ejemplo.
En los últimos años se repartía entre la pintura, cuidar el jardín de la comunidad dónde vivía y en echar una mano al cuidado de los nietos. Deja mujer y cuatro hijos - tres varones y una mujer- y el recuerdo imborrable en la memoria de muchos allegados.
La Asociación San Urbano ha lamentado el fallecimiento y regalado una corona de flores, como muestra de cariño y respeto por parte de todos sus compañeros.