Qué la historia es cíclica y, tal vez, caprichosa no hace falta reiterarlo a estas alturas. Corría el año de 1657 cuando la peste negra asolaba Europa; el conde de Torres Vedrás, entonces al mando de Ceuta, pidió intersección divina a la Virgen de África. Fuera por la actuación milagrosa o fuera por el cortafuegos que siempre fue el Estrecho, el caso es que Ceuta salió indemne. Y de aquella, el nombramiento de la Patrona como Alcaldesa Perpétua.

Hace tres años, una nueva pandemia asoló no Europa, sino el mundo. A la Virgen de África se dirigieron varias personas para pedirle amparo ante el coronavirus. Cuentan que la fe resurge en tiempos convulsos. Esta vez, la mediación divina no tuvo el éxito de la época de Torres Vedrás, pero en la busca de aquel consuelo y esa esperanza acudieron decenas o cientos a los pies de la virgen portuguesa.

Y hoy, como cada 9 de febrero, se ha renovado el voto. Con representantes de todos los partidos salvo Ceuta Ya! y MDyC, con el delegado del Gobierno, Rafael García y el comandante general, Marcos Llago. También la plana mayor del Consejo de Hermandades y Cofradías, con su presidente, Jesús Bollit, a la cabeza. Y todo el clero en Ceuta, con el vicario Francisco Fernández Alcedo oficiando la misa.

Consejo, Jesús Bollit y la hermana mayor de África, Carmen Pasamar, entre otras personas. / Dani Hernández
Algo del miedo y la esperanza debe haber pensado, también, el vicario de cara a la homilía. De aquel capítulo. "No tengáis miedo", insistía al repetir una frase histórica en el cristianismo y en el mundo en general desde que un desconocido cardenal polaco la pronunciase, convertido en Papa, en 1978. La Virgen, su presencia "nos ampara, nos consuela, nos da esperanza".

Y Vivas renovó los votos. Ha habido ocasiones e incluso antecesores suyos que optaban, simplemente, por la fórmula tradicional. Vivas la leyó, pero antes compartió una serie de reflexiones. "En uno de los momentos más duros y difíciles de nuestra historia reciente, cuando tuvimos el alma en vilo y la amarga sensación de estar al borde del abismo, cuando la atmósfera de Ceuta se embargó de incertidumbre, angustia e inquietud, a Ti recurrimos en busca de amparo, orientación y fortaleza". Rezó, pues, el presidente en la entrada masiva. Aquello invitaba a la oración, la verdad.

Como en tantas veces, "Ceuta no perdió la entereza, resistió y sigue en pie, en pie y con la firma determinación de salir reforzada de tan duro trance, de construir, juntos y unidos, un porvenir de seguridad, estabilidad, prosperidad, cohesión social y concordia para nuestra tierra. Retos y desafíos para los que nuevamente te pedimos, querida Madre y Patrona, aliento y auxilio, y esperanza para estar convencidos de que es posible".

El voto es "la renovación del compromiso de ser fieles al juramento o promesa que empeñamos, de defender la irrenunciable españolidad de nuestra tierra, sin excusas ni condiciones; de servir a la patria para lo que sea menester, hasta el último aliento; de conducirnos por la senda de la rectitud, la honestidad y la decencia; de promover la justicia, atendiendo de manera prioritaria, a los más débiles y vulnerables; de ser valedores del respeto, la convivencia y la fraternidad entre todos los ceutíes, cualquiera que sea su credo, origen o raza", dijo el presidente antes de definir a la Virgen de África como " un manantial, fecundo e inagotable de paz y de amor, ese amor encarnado en tu regazo que todo lo puede y alcanza: invencible, ilimitado, incondicional".

El voto fue ratificado, hasta el 9 de febrero del próximo año, por el vicario general.