Los ataques a agentes de la autoridad suponen un grave problema que exige de una respuesta contundente y coordinada por parte del Ministerio de Interior. Para garantizar la seguridad de quienes velan por nuestra protección, es urgente adoptar una serie de medidas que abarquen desde la prevención hasta la respuesta. Estos ataques generan una conmoción social y ponen de manifiesto la revisión de los protocolos de seguridad para proteger a quienes nos protegen.
Ante estos hechos, surgen interrogantes sobre qué medidas podrían haberse tomado para evitar estos trágicos sucesos. Es necesario que los agentes reciban una formación continua y especializada en técnicas de defensa personal, desescalada de conflictos y primeros auxilios, un equipamiento competitivo resulta imprescindible y necesario para afrontar este tipo de situaciones, protocolos de actuación claros y precisos para cada tipo de situación, especialmente en casos de enfrentamientos con individuos armados y violentos.
Estas acciones ponen de manifiesto la vulnerabilidad a la que están expuestas nuestras Policías en el ejercicio de sus funciones. A pesar de los riesgos inherentes a su trabajo, a día de hoy no cuentan con los recursos suficientes ni con una ley actualizada que los respalde para poder hacer frente a estas acciones donde ponen en peligro sus vidas. Nosotros como sociedad nos sentimos conmocionados ante estos hechos. La percepción de inseguridad, está aumentando y creciendo ante la preocupación por la protección de quienes velan por nuestra seguridad. Es fundamental que las instituciones tomen medidas concretas para garantizar la seguridad de estos agentes y poder restaurar la confianza ciudadana.La seguridad de nuestras Policías debe ser una prioridad nacional. El ataque con cuchillo contra dos agentes de la Guardia Civil ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad a la que están expuestos nuestros cuerpos de seguridad. Este lamentable suceso debería obligarnos a reflexionar sobre la importancia de garantizar la seguridad de quienes nos protegen y analizar las implicaciones que este tipo de actos conllevan para la convivencia ciudadana. Mas allá del daño físico o psicológico sufrido por nuestros agentes, se generan una serie de consecuencias que están trascendiendo en el ámbito individual, como la desestabilización de la seguridad ciudadana, generando un clima de inseguridad y desconfianza en las instituciones.
La disminución de la vocación policial. Estos hechos pueden disuadir a nuestros jóvenes con vocación de servicio a ingresar en las fuerzas de seguridad.
La violencia contra nuestros cuerpos de seguridad representa un desafío al estado de derecho y a la convivencia pacífica.
La difusión de imágenes de ataques a policías contribuye a crear una imagen distorsionada de la realidad y generar un clima de polarización. Es fundamental que como ciudadanos rechacemos cualquier tipo de violencia y que nos posicionemos en defensa de quienes velan por nuestra seguridad. Estos actos deleznables contra nuestros agentes, sacan a la luz una realidad incuestionable, el trabajo que realizan más allá de las estadísticas y los informes, son las historias de valentía y sacrificio de estos profesionales las que nos recuerdan el riesgo al que se enfrentan día a día.
Para concluir se debe declarar la profesión de los cuerpos de seguridad como “de riesgo” siendo un paso fundamental para reconocer el valor de su trabajo y para garantizar su bienestar y por ende el nuestro.
José Antonio Carbonell Buzzian. Auditor, asesor y consultor de seguridad.