España es un equipo de primera o segunda ronda. Escribimos esto sin ánimo de desprestigiar a la selección de Luis Enrique, sino mirando hacia atrás y viendo lo que hemos hecho en el pasado. Nuestro país es uno de los que más presencias suma -quince, en séptima posición- en el torneo, y el cuarto, tras Brasil, Alemania y Argentina de modo consecutivo. Así nos ha ido
ITALIA 34: El final escrito
La única competencia de una selección nacional en el periodo republicano. Algunos de nuestros mitos patrios, como Zamora o Gorostiza comparecieron para dar buena cuenta de Brasil en el único partido de la primera ronda. Pero la victoria ante la ‘canarinha’ en primera fase fue un espejismo: un empate contra los italianos forzó un desempate en el que el árbitro se convirtió en el jugador número trece de los anfitriones. El doce, desde el palco, fue Benito Mussolini con su célebre “victoria o muerte”, una táctica de coaching que sirvió para espolear a los jugadores locales

BRASIL 50: La pérfida Albión
Tras la Guerra Civil y la II Guerra Mundial, el fútbol volvía a celebrar su campeonato. Y España cuajó en Brasil 50 su mejor papel en décadas. En la primera fase, se deshicieron con comodidad de Chile y Estados Unidos, para ganar con un solitario gol de Telmo Zarra a Inglaterra, ‘la pérfida Albión’. Por primera y única vez hasta el momento, las semifinales y final se disputan bajo el sistema de liguilla. El mejor resultado de España en esta segunda fase fue un empate a 2 contra la futura campeona, Uruguay. Otro espejismo: Brasil con un 6-1 -mayor correctivo encajado hasta ahora por España en un Mundial y Suecia, por 3-1, mandan a España al cuarto puesto. Fue el mundial del Maracanazo: a Brasil le bastaba un empate, pero Uruguay remontó en los minutos finales. Schiaffino, autor del segundo tanto, deja una frase para la historia: “Solo Juan Pablo II, Frank Sinatra y yo fuimos capaces de silenciar Maracaná”. Entre los convocados españoles, por cierto, Lesmes: primero de los tres ceutíes en jugar una Copa del Mundo

CHILE 62: El duelo imposible
Eran los dos mejores del mundo en la época, y el sorteo deparó que se enfrentasen en primera fase. Sin embargo, no pudo ser: Di Stéfano se lesionó tres días antes de partir para Chile y a Pelé lo lesionaron en el debut de la ‘canarinha’, que defendía título en el país andino. Brasil y Checoslovaquia vencieron a España, que tuvo que venirse en primera ronda con el único consuelo de vencer, por 1-0, a México. Es la única vez en la historia en que España juega contra los dos finalistas en primera fase. Iba a ser el Mundial de Pelé o el de Di Stéfano, pero acabó siendo el de Mané Garrincha. El “ángel de los pies zambos”, uno de los tipos más peculiares que jamás haya pisado un terreno de juego, fue el mejor jugador de aquel torneo.

INGLATERRA 66: Un golazo de Sanchís
Idéntica suerte corrió la selección, que acudía a Inglaterra como vigente campeona de Europa, en el siguiente mundial. Alemania, que llegaría a la final contra los anfitriones, y Argentina se impusieron por la mínima a los españoles. Nuestro consuelo llegaría con un triunfo ante Suiza, por 2-1 y con golazo de Sanchís padre, representante del “Madrid ye-ye”, ante los helvéticos. Pirri debutó en el campeonato

ARGENTINA 78. Pero ¿qué hiciste, Cardeñosa?
Doce años tardó España en jugar la fase final de un Mundial, tras ganar en la ‘Batalla de Belgrado’ un fraticida desempate ante Yugoslavia. En primera ronda, Austria con Hans Krankl pasa por encima de los españoles. Julio Cardeñosa, santo y seña del beticismo durante décadas, sin embargo quedará marcado por un clamoroso error que impidió la victoria ante Brasil, en un partido que acabó en empate. La victoria final ante Suecia no sirvió prácticamente para nada, en el último mundial de Pirri y único de Migueli

ESPAÑA 82. Naranjito y punto
Muchas expectativas había depositadas en la selección nacional en 1982. Organizábamos, hasta Barcelona 92, el mayor evento de la historia patria, en una ocasión propicia para mostrar al mundo un país abierto en plena transición. Sobre el terreno de juego, poco más: un empate ante Honduras, una victoria ante Yugoslavia con ayudita arbitral y una derrota ante Irlanda del Norte rebajan el tono festivo en Mestalla. En la liguilla de la segunda fase, Alemania nos gana por 1-2 y empatamos a nada contra Inglaterra. El Mundial de Dino Zoff, de la derrota de la hermosa Brasil de Sócrates y de la primera aparición de Diego Armando Maradona. Pese a todo -da idea, también, del nivelito hasta entonces-, fue nuestra mejor actuación en 32 años

MÉXICO 86. Un muro de pelos rizados
España acudió a México 86 con mucha ilusión. Una derrota contra Brasil con polémica arbitral -seguramente, el VAR hubiese dado por bueno el gol de falta de Michel- dejaron a los de Miguel Muñoz sin margen de maniobra. Solventaron bien la papeleta, venciendo a Argelia -primer enfrentamiento ante un equipo africano- e Irlanda del Norte. En octavos de final, la sensacional Dinamarca fue aplastada en Querétaro con cuatro goles de Butragueño. Sin embargo, comienza la maldición de los cuartos contra Bélgica, que prácticamente solo tira una vez a puerta con el gol de Ceulemans. España empata, pero a continuación se estrella contra un muro de pelos rizados llamado Jean Marie Pfaff. Para hasta el aire en el partido y, por supuesto, atrapa un penalti al bueno de Eloy Olalla. En ese mundial no hubo ceutíes, pero si marcaron dos futuros entrenadores del Ceuta: el culé Ramón María Calderé y el jugador del Athletic Andoni Goikoetxea.

ITALIA 90: Michel, para bien y para mal
El Mundial de Italia, con Luis Suárez -único español con el Balón de Oro y auténtica leyenda en el país trasalpino- empezó con un pésimo encuentro. Lo más parecido a un disparo a puerta en el España-Uruguay fue un penalti lanzado por Rubén Sosa tres metros por encima de la portería de Zubizarreta. Luego vino Corea del Sur: hat trick de Míchel. La cosa se ponía bien, y nos vengamos de Bélgica con otro recital del hombre que siempre suena para cualquier banquillo. Pero llegó Yugoslavia en octavos de final y, ¡ay!, Michel fue protagonista. Jugamos como nunca y perdimos como siempre: el fino interior madridista apartó la cara en un acto reflejo durante un lanzamiento de falta que, obviamente, entró por la escuadra y nos mandó para casa

USA 94: Tasotti, Julito y Sandor Puhl
Si algo hay que elogiar a Javier Clemente es que no se dejaba influenciar, guste o no. Capaz de salir con Hierro y Nadal (rasca y pica, como los ratones de Los Simpsons) en el centro del campo en un derroche de fantasía latina, aquel grupo se acostumbró a vivir sobre el alambre. Pero a sobrevivir. Corea del Sur -si, Corea del Sur- nos remontó un 2-0 para empatarnos el primer partido, a Alemania la tuvimos contra las cuerdas y no sin apuros ganamos a Bolivia, que por primera y última vez se asomaba a un Mundial bajo la batuta del único técnico español que se nos ha enfrentado en una fase final, Xavier Azkargorta. España aplastó a Suiza en octavos de final, pero luego vino la tormenta perfecta: Italia, cuartos de final y más italianos en la grada que en Vía Beneto. Y por supuesto, los minutos que más unieron al país en el dolor y la rabia: los que van desde la salinada de turno – Julio era un crack tan capaz de marcar con siete tíos debajo del larguero como fallar a puerta vacía, y obviamente hizo lo segundo- y el codazo con el que Tasotti le rompió la nariz a Luis Enrique y el corazón a todo el país. Luego, la FIFA y su rigor habitual premiaron a Sandor Puhl con el arbitraje de la peor final que se recuerda, aquel Brasil-Italia en el que lo mejor fue que el tostón aquel acabase de una vez.

FRANCIA 98: Morir en el 'grupo de la muerte'
Para millenials: el grupo de la muerte de aquel mundial en suelo francés era el de España, con las mejores Nigeria, Bulgaria y Paraguay conocidas hasta la fecha -y, salvo en el caso de los guaraníes, en esas siguen-, que llegaban con la vítola de fieros rivales. Grupo de la muerte y España en la misma frase. ¿Adivinan como quedó aquello?. Pues efectivamente: para casa a las primeras de cambio. A Zubizarreta e Iván Campo les faltó aplaudir en el primer gol de Nigeria, Chilavert parecía Supermán en el empate a cero contra los paraguayos y firmamos la goleada más inútil de la historia (6-1 a Bulgaria) esperando que Nigeria se impusiese a Paraguay, lo que nos daría el acceso a octavos. Resultado final: Paraguay 3, Nigeria 1...

COREA/JAPON 02: Atraco en Gwanju
Dieciocho goles que hubiésemos firmado contra Corea, dieciocho goles que hubiera anulado Al Gandhour, que encima tuvo los santos bemoles de donar el balón del partido a la Federación coreana años después. La cosa ya venía apuntando maneras desde primera fase, y con un atraco criminal a Italia en octavos de final. Nos anularon dos goles, llegamos a los penaltis y ahí nos superaron los asiáticos. Fue la primera vez, eso si que ganábamos tres partidos en la primera fase desde Brasil 50 y el mito del “Santo Casillas” nació en la tanda de penaltis contra una Irlanda que nos hizo sufrir más que al fontanero del Titanic.

ALEMANIA 06: Sembrar para recoger
El grupo no era lo que se dice apasionante: Ucrania, Tunez y Arabia Saudí. Los ucranianos, con Shevchenko como gran estrella, no fueron rival para una España que ganó por 4-0 y a Túnez y Arabia Saudí se les ganó con más oficio que brillantez. En octavos de final una Francia ante la que nos adelantamos con gol de Villa, pero que tenía a un enorme Zidane dictando su última lección. La cara de siempre, la ronda de casi siempre. Pero, aunque no lo intuíamos, algo había empezado a cambiar...

SUDAFRICA 10: Iniesta de nuestras vidas
Veintitrés benditas madres se pusieron de parto en España entre 1977 y 1986. Es la única explicación coherente a porqué dejamos de ser el hazmerreir del mundo a los reyes del planeta. Fuimos campeones del mundo y no vamos a descubrir ahora nada que no sepamos: el mejor Casillas, la defensa infranqueable de Puyol, Ramos y Piqué; el centro del campo con Xabi Alonso y Sergio Busquets, los goles de Villa, la arquitectura perfecta que emanaba de los pies de Xavi Hernández o Pedro, un puñal por la banda. Y, por supuesto, Iniesta: el hombre que escuchó el silencio aquel 11 de julio cuando España contuvo la respiración y rugía el Soccer City de Johannesburgo. El país, en una época en la que parecía haber más parados que losetas, lo agradeció.

BRASIL 14: El triste epílogo
España llega a Brasil con dos Eurocopas y un Mundial bajo el brazo. Y en el primer partido, Holanda. Ampliamente superiores en el plano físico, se toman cumplida venganza de Johannesburgo y nos ganan por 1-5. Luego Chile hizo lo propio, y ganó 2-0 a España que, antes de embarcar en el aeropuerto, salvó la honra ganando 3-0 a Australia

RUSIA 18: El camarote de los hermanos Marx
Faltando 48 horas para el estreno, salta la bomba: Lopetegui ha firmado por el Real Madrid con un Mundial en marcha. A Luis Rubiales no le tiembla el pulso, cesa al hoy técnico del Wolverhampton y pide a Fernando Hierro, que poco menos pasaba por ahí, que se coma el marrón del siglo. El ex central lo hizo lo mejor que pudo: empate a tres en una locura de partido contra Portugal, victoria con gol de Diego Costa contra Irán y empate sobre la bocina contra Marruecos. En octavos, la anfitriona. Gol de Sergio Ramos para adelantarnos, pero luego un penalti que no pudo parar De Gea (de hecho, como no fuera un taxi, no hay recuerdos de que parase nada en todo el Mundial) nos lleva al empate. Toques hasta el infinito, sin sentido, hasta llegar a los penaltis. Lo peor del tiki-taka cuando no se tira a puerta: un 70% de posesión y una derrota humillante.
