viernes. 26.04.2024

Miguel Ávila salta de una faceta artística - la literatura - por otra  muy diferente - la pintura - pero que coinciden, como todas las artes, en crear belleza y provocar sensaciones.

 

Con un estilo algo indefinible, a caballo entre el expresionismo y un tipo de abstracto, los 51 obras con las que Ávila ha engalanado la sala de usos múltiples de la Biblioteca Adolfo Suarez, llena de color y sensaciones la sala.

Un cambio de tercio reciente, puesto que solo lleva un año pintando, pero que ha cogido con ganas, transformando la pintura tanto en placer como necesidad. Un placer terapéutico con el que puede "sanar" heridas diferentes a las que logra con la poesía. "Como un perro que se lame las heridas"

Comenzó al darse cuenta de que tenía en casa un lienzo en blanco de su difunta mujer, y se dio cuenta que había que llenarlo con algo, y de ese momento a esta exposición solo ha transcurrido este año que menciono antes. En el que ha pasado del lienzo al cartón, la madera y hasta el contrachapado, cualquier cosa que cae en sus manos.

Ávila destaca de este trabajo esos diferentes estilos que ha abordado, con diferentes materiales, en los evoca formas y siluetas que provocan sensaciones diferentes según el ojo del que mira y las experiencias que aporta al arte. Los recuerdos y experiencias del público se fusionan con la del artista para conseguir lo que debe lograr el arte, provocar sentimientos.

Una exposición que da paso a otros proyectos, con otras muestras en diversas partes de la geografía española, desde Sevilla a, con suerte, Madrid.

'La Mirada del perro' llena de color y expresión la Biblioteca