A punto de cumplir los 45 años desde su independencia de Portugal, Mozambique no solo sufre las consecuencias de su baja esperanza de vida -40 años de promedio- o de que el 12% de sus 21 millones de habitantes padece el virus del SIDA. Si ello no fuera bastante para una tierra de la que sus hijos más ilustres lo han sido por el balón -Carlos Queiroz o Eusebio-, la naturaleza se ha cebado también con la antigua colonia portuguesa. Las cifras del ciclón Idai son devastadoras: en pocas horas se alcanzarán los mil muertos, en un país en el que además muchas poblaciones están incomunicadas. Y en pocas horas llegará un primer contingente de médicos no sólo españoles, sino europeos, al frente del que estará un ceutí: el jefe del Servicio de Medicina Preventiva del Hospital Universitario, Julián Domínguez.
Domínguez estará en un primer turno de quince días, sin saber si será necesario su regreso o no al país africano. En cualquier caso, de lo que si es consciente es que estas dos semanas van a ser un trabajo contínuo.
Los principales riesgos, al margen de las ya precarias condiciones en las que se encuentra el país, son las carreteras cortadas, la falta de agua potable y un componente clásico de este tipo de catástrofes: el cólera.
¿Y por qué?. Domínguez, simplemente, apela al juramento hipocrático.
Junto a el viajará su hermano Javier, responsable de sistemas informáticos del Hospital ceutí, en un contingente de más de setenta profesionales de todo el país
