sábado. 04.05.2024

Las torrijas, ese irresistible manjar asociado a la Semana Santa, no solo nos conquistan con su sabor, también nos ofrecen una interesante combinación de nutrientes. Compuestas principalmente por rebanadas de pan empapadas en leche, huevo y azúcar, y posteriormente fritas en aceite, las torrijas mantienen su esencia dulce y su textura suave por dentro y crujiente por fuera.

Luis Morán Fagúndez, profesor del Máster Propio en Alimentación y Deporte para la Salud (Food & Fit) de la Universidad de Granada, ha analizado las torrijas desde el punto de vista nutricional y señala que, las torrijas nos aportan una combinación de carbohidratos, proteínas, grasas y algunas vitaminas y minerales. Sin embargo, debido a su proceso de fritura y al contenido de azúcares añadidos, son un alimento calórico que se debe consumir con moderación.

Entre las opciones de torrijas más comunes, la de leche podría considerarse la opción más saludable, ya que aporta proteínas de alta calidad, calcio y vitaminas del grupo B. Por otro lado, la torrija de miel puede ser una alternativa interesante debido a su menor contenido de azúcares añadidos y a los antioxidantes presentes en la miel. Por último, la torrija de vino, aunque menos común, puede aportar compuestos antioxidantes beneficiosos para la salud cardiovascular, aunque se debe tener precaución con su contenido alcohólico.

En conclusión, ninguna versión de torrija puede considerarse completamente saludable debido a su contenido calórico y a la presencia de azúcares y grasas. Por ello, es importante consumirlas de forma esporádica y como parte de una alimentación equilibrada. La clave está en disfrutarlas con moderación y elegir la que más nos guste, recordando siempre que son un dulce para saborear de vez en cuando.

Las torrijas al descubierto: Conoce su perfil nutricional y elige la alternativa más...