viernes. 29.03.2024

 

 

 

Aquel observador psiquiatra de un hospital en Frankfurt vió algunos síntomas en Agust D., de 51 años por entonces, que le llamaron la atención. Poco a poco, comenzó a estudiar a su paciente hasta el fallecimiento de esta cinco años después -sólo tenía 55-, lo que le permitió presentar una tesis “Sobre una enfermedad específica de la corteza cerebral”. Alois Alzheimer moriría cinco años después, pero su apellido está ligado desde entonces al olvido, a la única enfermedad que posiblemente castigue más a los familiares que a los que la padecen. En eso coincide Cristina Hernández; dirige el Centro de Día que Cruz Roja destina a los enfermos de Alzheimer.

 

Junto a Cristina Hernández, Maribel Pérez. Es la psicóloga de la Asociación de Familiares de Alzheimer, que ha compartido con Cruz Roja un desayuno saludable en una céntrica cafetería. Maribel desmiente uno de los tantos -y odiosos- bulos sobre la medicina: que ahora haya más alzheimer que hace unos años. Simplemente, vivimos más.

 

 

Esto es en la Plaza de la Constitución; metros más arriba la Fundación Gallardo -que pronto cumplirá cinco años- saca a la calle sus actividades diarias, más centradas en la prevención, como cuenta su gerente Jesús Perea.

 

Más de un millón de personas, según diversas estadísticas, padecen en nuestro país la enfermedad de Alzheimer. El mal del olvido.

El olvido que todo lo devasta