viernes. 26.04.2024
HISTORIA

Mi padre derrotó a Hitler

Este sábado, 6 de junio, se celebra el aniversario del Desembarco de Normandía, operación de varios ejércitos que permitió asestar un golpe definitivo a la Alemania nazi. Un operativo que, probablemente, no hubiera sido posible sin la participación de un doble agente español, Juan Pujol García, conocido como Garbo por los ingleses y Arabel para los alemanes, con cuya hija repasamos la trayectoria vital de este asombroso personaje.

“A las generaciones venideras les costará trabajo creer que un hombre así pisó una vez la tierra”. La frase se la dedicó Albert Einstein a Gandhi tras tener conocimiento del asesinato del Mahatma. Podríamos aplicársela a nuestro personaje de hoy: alguien semidesconocido hasta hace veinte años y que gracias al trabajo de escritores como Javier Juárez va siendo cada vez más conocido. Una historia que, como destacaba recientemente Antonio Muñoz Molina, no podría haber sido parida por ningún guionista. La de un doble agente que posibilitó en buena medida el desembarco en Normandía. El espía español, el doble agente Juan Pujol García, conocido como “Garbo” por que sus dotes interpretativas solo estaban a la altura de “La Divina”.

Recapitulemos brevemente: nacido en Barcelona, en 1912, fue llamado a frente en la Guerra Civil como tantos jóvenes de su época. Pacifista convencido, se las ingenió para pasar del bando republicano al nacional, sin pegar un solo tiro. Tras el conflicto, encontró un trabajo como gerente de un prestigioso hotel madrileño. Sin embargo, tenía miedo del triunfo del nazismo. Un buen día se encajó en la embajada británica en Lisboa ofreciéndose como espía; una oferta rechazada en primera instancia. Pese a ello, rizó el rizo -y no sería la primera vez- al ofrecerse a los alemanes como agente, pero con la secreta intención de vender secretos a los ingleses. Los alemanes 'picaron' y, ahora si, se lo tomaron en serio en el espionaje británico.

 

“Garbo”  ("Arabel" para los alemanes) puso en marcha una red de confidentes de “toda solvencia” en el Reino Unido: camareros, militares, conductores… hombres y mujeres que informaban puntualmente a la Alemania nazi de cuestiones que ocurrían en la isla. Pequeños detalles: lo hacía desde Lisboa, basándose en lo que los recortes de prensa sugerían a su imaginación, y ninguno de estas treinta personas existía, aunque todos cobraban puntualmente su sueldo de la Alemania nazi. Instalado en tierras británicas, y ya bajo las órdenes del MI-5 británico, va informando puntualmente a los nazis de acontecimientos inevitables. Un vagabundo escocés, por ejemplo, apareció flotando frente a las costas de Huelva, convenientemente ataviado como un soldado británico. Los nazis picaron el anzuelo y empezaron a mover tropas para un posible ataque por el Mediterráneo. Pero el truco final llegaría en el Desembarco de Normandía; hizo creer que no era más que un señuelo para un ataque que se produciría seis meses y seiscientos kilómetros más al norte. Tal fue la magnitud del engaño, que cuando las tropas aliadas ya estaban en Francia, los nazis le concedieron la Cruz de Hierro como reconocimiento. Es el único caso conocido, en la historia de la humanidad, de una persona condecorada por dos bandos enfrentados durante una guerra en activo, puesto que los británicos también condecoraron al futuro Sir John Pujol.

Hasta aquí, la historia, más o menos conocida de Garbo. Pero hay otra igual de apasionante: la de su familia, la relación con su mujer y con sus hijos. Una de ellas es María Kreisler, que además gestiona una interesante web sobre la azarosa biografía de su padre.

 

Pregunta. ¿Puede usted decir, sin temor a que parezca una fanfarronada, que su padre derrotó a Hitler?

Desde luego creo que se puede decir que su contribución a ello fue trascendental dada la gran confianza que el propio Hitler tenía en "su" agente, al que creía totalmente infiltrado y conocedor de asuntos  muy importantes.

El ‘truco final’ de su padre fue el Día D. O eso parece, porque a ustedes les contaron que había muerto en Angola, en una misión cuatro años después de la finalización de la Guerra. Sin embargo, un buen día de 1984, apareció como por arte de magia. Cuénteme ¿qué sintió aquel día?

El encuentro con un padre al que creíamos muerto fue tremendamente emocionante y muy especial al enterarnos de su trabajo durante la Segunda Guerra Mundial. Nos encontramos a un hombre cercano, cariñoso y alegre

Su madre, Araceli, también tuvo un papel destacado. Y también fue víctima de un engaño, (Pujol fingió estar secuestrado por los británicos para evitar que su esposa pudiera consumar la amenaza de cometer una indiscrección) cuando vivían en Londres y ustedes crecían bajo el ruido de las sirenas antiaéreas…

 

El papel de mi madre fue fundamental en un momento concreto, cuando hizo gala de su fuerza y valor y se presentó en la Embajada de Estados Unidos en Lisboa a finales de 1941. Consiguió ser escuchada y que la creyeran, les demostró que a quién buscaba el MI5 era a su propio marido. Está documentando que ya tenían listos los papeles para irse a Brasil, en cuyo caso, Garbo no hubiera existido.

Garbo desaparece y hace una nueva vida en Venezuela, como intérprete de la compañía petrolífera Shell. Su madre contrae matrimonio con Eduardo Kreisler, un prestigioso galerista y el crea otra familia en el país sudamericano. ¿Qué relación tienen, actualmente, con sus hermanos de Venezuela?

Ha sido maravilloso poder conocer a nuestra familia de Venezuela, gran parte de ellos ya aquí en España, con los que mantenemos contacto y cariño.

Para el 90% de los que nos acercamos a su biogarafía, Juan Pujol García es un héroe.   Pero ¿Cómo le juzgan ustedes, desde el papel de unos hijos que pasaron casi cuarenta años creyendo que su padre estaba muerto y aparece un buen día, tras una ardua investigación de un periodista británico, Nigel West?

Como hijos entendemos perfectamente la situación complicada que tuvo después de la guerra dado el peligro real que existía por represalias nazis,  la necesidad de ocultarse y de proteger a su familia. No hay nada que juzgar. El hecho de que Nigel West lo buscara y encontrara dándole la oportunidad de recibir los honores y el reconocimiento mundial que se merece fue de máxima importancia.  Dudo que él lo hubiera contado y solo después de la desclasificación de los documentos secretos del MI5, que los investigadores lo hubieran sacado a la luz. Su capacidad para el silencio aún nos impresiona.

Su madre ¿nunca tuvo constancia de que su padre estaba vivo y al otro lado del mundo?

Nuestra madre, luego nos enteramos, sabía perfectamente que su primer marido estaba vivo, y en Venezuela. Fue su cómplice hasta el final.

Su padre falleció en 1988. ¿Cómo fue su relación con el durante esos cuatro años en los que, digamos, volvió del mundo de las sombras hasta su muerte, real y documentada?

 La relación con nuestro padre  fue excelente, nos pudimos encontrar varias veces hasta su regreso a Venezuela desde donde mantuvimos correspondencia.

Hay un rasgo característico en muchas personas de un perfil similar al de su padre: la normalización de las hazañas, sentir que habían hecho lo que tenían que hacer sin darle más importancia. A su padre, le preguntó el Duque de Edimburgo porque lo había hecho y la respuesta fue lacónica: “por ideales”.

Pienso que no hay mejor manera de definirlo que como él lo dijo "por ideales".  En una ocasión en Londres, con gran tristeza en los ojos, me contó que lo que más le pesaba era el no haber podido salvar mas vidas.

 

Por último. ¿Cuántas películas y series habría ya sobre su padre de haber nacido en Estados Unidos?.

 

De haber nacido en Estados Unidos probablemente ya habría series y película, sin duda.

 

 

Mi padre derrotó a Hitler