Podríamos concluir que la muerte es el acto más democrático de cuantos está llamado a protagonizar el ser humano, ya que tarde o temprano a todos nos será ineludible. Y reiterar aquello de la estadística, fría e inapelable, nos ilustra sobre prácticamente cualquier orden de la vida, aún en aquellos en que los sentimientos están tan a flor de piel como es aquello que supone una pérdida.
Dicho lo cual, las primeras ocho semanas de este año en Ceuta han registrado 112 fallecimientos. Veinte menos que 2021: el primer año en que la pandemia del coronavirus estaba plenamente instalada en nuestras vidas. Esas ocho primeras semanas de hace dos años que nos sorprendían con cifras espeluznantes de fallecimientos. Supone, por tanto, un descenso del 15'15%. Tomamos como referencia 2021 porque hay que recordar que del primer caso de coronavirus en Ceuta se tuvo constancia hace, justo, tres años y dos días: el 14 de marzo de 2020. Es decir, en la undécima semana de aquel año en que lo cambió todo. Aún así, en aquel arranque de año se produjeron seis fallecimientos más -118- que en el actual.
Si hay un aumento en comparación con 2022, con 93 defunciones en las primeras ocho semanas del año. Es decir, 19 muertes más en la Ciudad Autónoma. Y en comparación con 2019, año que concluímos hablando de un extraño virus surgido en un confín remoto de la lejana China, el Instituto Nacional de Estadística contabilizó 92 fallecimientos en las primeras ocho semanas de un año que fue preludio de un auténtico cataclismo planetario.
