jueves. 16.05.2024
EN VÍDEO

Sindrome postvacacional y buenos propósitos: “debemos marcarnos objetivos realistas y medibles”

Llega el mes de septiembre y con él la vuelta a la rutina, a horarios más rígidos y a las obligaciones que afectan tanto a adultos como a niños. Un momento que significa un nuevo comienzo, plagado de buenos propósitos pero que, también, puede generar el conocido como síndrome postvacacional, un trastorno adaptativo que puede acabar derivando en estrés agudo si no se trata.

Claudio Alarcón, psicólogo / Laura Ortiz
Claudio Alarcón, psicólogo / Laura Ortiz

Con el mes de septiembre llega la vuelta a la rutina, a los horarios habituales y más rígidos que los del verano y el retorno a las obligaciones dejadas de lado durante el periodo vacacional. Un nuevo comienzo, el segundo año nuevo, que, sin embargo, puede generar el conocido como síndrome postvacacional, un trastorno adaptativo cuya duración estimada es de entre dos y tres semanas pero que, tal y como explica el psicólogo Claudio Alarcón, si no se trata puede acabar desencadenando un estrés agudo.

Un trastorno adaptativo, insiste el experto, motivado por la vuelta a la rutina tras haberla roto por quince días o un mes y que viene marcado por el hecho de que, al regreso de las vacaciones, “las demandas que tenemos son más altas que las capacidades que presentamos y nos podemos ver superados”. Los síntomas sin claros: cansancio, hastío, astenia, tristeza y, sobretodo, falta de fuerza para llevar a cabo la rutina.

 

Se trata de un síndrome que también se puede dar en los más pequeños de la casa porque, explica Alarcón, una de las circunstancias que marca mayores posibilidades en su padecimiento es el haber disfrutado de un periodo vacacional extenso, algo que es habitual entre los niños, que abandonan el colegio a finales de junio y no retornan hasta principios de septiembre.

Para evitar que el síndrome postvacacional nos acabe afectando, los psicólogos ponen sobre la mesa una serie de consejos, tanto para los días previos como para el regreso a la rutina propiamente dicho. Así, lo adecuado es evitar volver de vacaciones justo el día antes de retornar al trabajo o al colegio, realizar una adaptación paulatina a las horas normales de sueño, que cambian durante el verano, evitar empezar con todo el primer día (trabajo, gimnasio, dieta), centrarnos en las actividades principales, no pretender atender todo el trabajo acumulado de forma inmediata y dar prioridad a aquellas cuestiones más urgentes por encima de las accesorias.

Septiembre, ha recordado, es además el mes de los buenos propósitos, de la vuelta a las actividades extraescolares, la dieta o el gimnasio. Unos buenos propósitos que pueden acabar generando frustración si no se marcan objetivos realistas. “Se empieza con muchas ganas pero a las pocas semanas o pocos meses vemos que los objetivos no se están cumpliendo y abandonamos”, explica Claudio Alarcón. Para que este abandono no se de, ha señalado, lo ideal es que nos marquemos objetivos realistas y medibles a corto plazo, que permitan ir viendo resultados. Por ejemplo, en lo que se refiere al gimnasio o la dieta, sentirse mejor físicamente cada día, perder un número determinado de gramos, etc. Esto, ha explicado el psicólogo, “es un mantenedor de la motivación” y ayuda a convertir esos buenos propósitos en rutinas estables.

Sindrome postvacacional y buenos propósitos: “debemos marcarnos objetivos realistas y...